Cada vez hay más quejas entre los viticultores por los daños de las alimañas

La Voz

LEMOS

20 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El cambio de color de la uva, el denominado envero, suele suponer un pequeño respiro para los viticultores. A partir de ese momento, se supone que el racimo es más resistente a determinadas enfermedades de la vid. Pero cuando la mencía comienza a madurar, son otras plagas las que asoman en el viñedo. «O dos paxaros este ano é cousa seria, non deixan case nin madurar a uva», dice Guillermo González, viticultor de la zona de Vilachá de Salvadur.

En las ferreterías, los pedidos de cintas brillantes para repeler pájaros, y otros artilugios por el estilo, se intensifican este año. «No sabemos si es que hay menos fruta o si viene más tarde que otras veces, pero se oyen muchas quejas por daños en las viñas. Suponemos que también influye que cada vez hay más terreno a monte», señalan en uno de estos establecimientos.

Distintas protecciones

«Antes teníamos viñas como Carballocovo donde no solía atacar el jabalí, pero este año salen de todos lados. Lo de los daños en el viñedo es una cosa de locos», dice Fernando González, de la bodega Algueira. José Manuel Rodríguez, presidente del consejo regulador, lamenta la indefensión de los viticultores ante este tipo de destrozos. «Non estaría mal que a administración, á hora de fixar medidas de protección do medio, se acordase tamén da xente que co seu traballo mantén viva a ribeira», destaca.