La alfarería tradicional de la Ribeira Sacra se alía con la cerámica japonesa

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

SOBER

CEDIDA

Organizan en Sober un taller para divulgar la técnica conocida como raku

11 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La asociación cultural soberina O Colado do Vento organiza esta semana un taller de artesanía que tiene la peculiaridad de combinar la tradición alfarera local de Gundivós y la técnica cerámica japonesa conocida como raku. Las clases corren a cargo de los artesanos Tomás López y Otilia Arias, que regentan el taller Figulus y cuentan con amplia experiencia tanto en la alfarería típica de Sober como en el raku.

Según Tomás López, la arcilla que utilizan tradicionalmente los alfareros soberinos resulta muy adecuada para la cerámica japonesa. «En el raku es fundamental lo que se conoce como choque térmico, que consiste en rebajar la temperatura de cocción de las piezas desde unos mil grados hasta unos setecientos», explica. «Cuando el horno está a mil grados, se abre para reducir la temperatura y después se sacan las piezas para ponerlas a enfriar en materia orgánica, que puede ser serrín u hojas verdes», añade. Este sistema confiere a las piezas una peculiar textura de aspecto metálico, que se complementa además con el uso de esmaltes decorativos.

El artesano considera que las caraterísticas minerales del barro utilizado en la alfarería de Gundivós hacen que sea probablemente el único de Galicia que soporta bien el choque térmico del raku. «En los demás centros alfareros gallegos, es decir, Niñodaguia, Bonxe y Buño, utilizan unas pastas más suaves que no se prestan igual de bien para esta técnica», apunta. Aunque la parroquia de Gundivós es el centro de la tradición alfarera local, el barro con el que se elaboran las piezas se recoge en otras localidades del municipio, como Figueiroá, Santa Cruz o Proendos.

La técnica de preparación de las piezas de Gundivós, a base de tiras de barro denominadas cirillotes o churros -añade López- también se adapta bien al método japonés. «La diferencia es que en el raku no se utiliza un torno para dar forma a las piezas y el modelado sigue un criterio más personal, depende más del propio artesano y no se ajusta tanto a unos modelos fijos», dice por otro lado.

En opinión del artesano, la práctica del raku es especialmente interesante para iniciarse en el mundo de la alfarería. «Es una técnica bastante sencilla y sin tener conocimientos previos se pueden elaborar piezas interesantes, claro que siempre con la supervisión de alguien que la conozca bien», señala.