El final de la ruta más larga del Miño

CARLOS RUEDA / CARLOS CORTÉS MONFORTE | LA VOZ

LEMOS

CARLOS RUEDA

El último tramo del mayor sendero de la Ribeira Sacra está lleno de atractivos

27 jun 2015 . Actualizado a las 13:26 h.

La Asociación Veciñal do Saviñao organiza hoy un recorrido por la llamada ruta de la Ribeira Sacra del Miño, que con sus 36 kilómetros es la más larga del sur de Lugo. El itinerario fue acondicionado recientemente por esta entidad y el Ayuntamiento de Pantón. Los participantes se reunirán en Escairón a las 9.30 horas para recorrer once kilómetros entre A Cova y Belesar. Pero el tramo que vamos a describir aquí es otro. Se trata del trecho final de la ruta, de seis kilómetros, que une las aldeas de Marce y Cima de Atán, -ambas de Pantón- y está jalonado de atractivos paisajísticos y patrimoniales. El inicio de la ruta está en la parte baja de la aldea de Marce. El camino arranca a la izquierda de la última casa. Pero antes de emprender la caminata, es recomendable hacer un recorrido por las calles del pueblo. Marce tuvo antaño una considerable actividad económica. Sus vecinos aún se acuerdan de cuando tenía tantos comercios como Ferreira, la capitalidad del municipio de Pantón. En la entrada de la aldea está la llamada torre de Marce, de la que hay menciones en documentos de los siglos XV y XVI. Fue levantada para vigilar y defender el puerto de Chouzán y formaba parte de los dominios de los Condes de Lemos. De esta construcción militar solo quedan dos plantas, hoy dedicadas a uso privado como almacén. En memoria de los vecinos emigrados en Buenos Aires, el siglo pasado se construyó otra torre al lado de la antigua. Es la llamada torre del reloj, construida con dinero aportado por estos emigrantes. Primeros viñedos La ruta comienza con un descenso moderado, entre casas abandonadas. Después entra en una zona de viñedos con buenas vistas de Marce y su entorno. A partir de los primeros quinientos metros el itinerario entra en zona boscosa para llegar, trescientos metros más adelante, a otro camino señalizado como Ruta da Fervenza de Augacaída. Hay que torcer a la derecha y continuar unos doscientos metros hasta llegar a una bifurcación. El camino que continúa de frente lleva al castro de Marce. Es preciso tomar el de la izquierda en dirección a la espectacular cascada de Augacaída. Antes de continuar con el recorrido se puede hacer una visita al espectacular castro de Marce, situado a 1.200 metros. El asentamiento se levanta sobre una impresionante formación rocosa, llamada Regata do Inferno. Llega a alcanzar una altura de doscientos metros sobre el río Miño. La fortificación fue utilizada posiblemente para vigilar el puerto fluvial de Chouzán, también denominado Porto Monsulio en documentos medievales. Del castro quedan muchas piedras diseminadas por el entorno, junto con otras pertenecientes a la vieja capilla de San Martiño, derribada en 1736. De vuelta al camino principal, la ruta sigue con el descenso que lleva al arroyo de Aguianza. Unos cien metros antes del regato, parte el sendero que conduce a la fervenza de Augacaída, a través de un sinuoso recorrido de cuatrocientos metros de longitud y de dificultad moderada, debido a la pendiente del terreno. En el kilómetro 1,5, a la altura de un muro que delimita el cauce del río, hay que bajar por una escalinata construida sobre las propias piedras y que permite acceder a la orilla del río, cruzándolo por unos pasadoiros de piedra. Está en proyecto la construcción de una pasarela de madera para facilitar el paso. Después, la senda gira a la izquierda y asciende por un prado para unirse a otro camino en el lugar denominado Costa Pequena. Hasta aquí podían llegar los carros y dar la vuelta sin dificultad. En este paraje eran cargados con haces de hierba y leña, previamente transportados a hombros desde las fincas situadas a orillas del arroyo de Aguianza. En la parte más alta, hay un amplio roquedal desde el que se pueden disfrutar excelentes vistas del pueblo y el castro de Marce, y de una amplia panorámica del Miño y la ribera de Carballedo. A continuación la ruta llanea y avanza entre abundante y variada vegetación de transición, formada por madroños, robles, castaños, alcornoques y pinos, además de multitud de terrazas vitícolas abandonadas. Al lugar de Cabo de Vila se llega en el kilómetro 2,250, a la altura de la llamada Casa do Cicerone, antiguo domicilio de un escribano. Cabo de Vila fue muy popular, debido a su importancia como paso fluvial. Una barca cruzaba a los vecinos de esta localidad y las próximas de Pantón, a la orilla opuesta del Miño cuando acudían a las ferias de Chantada y Castro de Carballedo. El camino tradicional que llevaba al paso de barcas venía de Ferreira de Pantón y los lugareños lo llamaban Camiño Real o Camiño de Santiago. Sigue la ruta por el antiguo camino que unía Cabo de Vila con las aldeas de Salgueiros y Seoane, a través de bellos parajes fluviales. Al salir de Seoane hay que continuar por la carretera unos ochenta metros. Allí, a la altura de una curva, empieza el camino que lleva a Reiriz, distante 250 metros. Arquitectura popular en Reiriz La aldea de Reiriz lleva más de veinte años abandonada, aunque los vecinos acuden para atender sus huertas y viñedos. Conserva buena parte de su arquitectura popular, aunque en rápido proceso de deterioro, y está en una de las zonas más espectaculares de la Ribeira Sacra. La ruta sigue entre viñedos hacia Santo Estevo de Atán, distante un kilómetro. En la orilla opuesta, la ribera de Carballedo y la iglesia románica de San Xoán da Cova, trasladada piedra a piedra desde su antiguo emplazamiento para que no la anegase el embalse de Os Peares. La iglesia románica de Atán está en el kilómetro 3,9 de la ruta. Una vez visitada esta joya del románico, el camino sigue en dirección a la aldea de Cima de Atán. Sale a la carretera y hay que caminar por ella unos cuatrocientos metros, para después tomar un desvío a la izquierda y seguidamente otro a la derecha, pasando por las cercanías de la Casa Grande de Albarde. Se trata de una casa señorial datada de 1762 y que llegó a ser económicamente muy poderosa, debido a las grandes extensiones de viñedos que poseía. La Mina de Tomás En el kilómetro 5,3, después de una fuerte pendiente, el itinerario entra en Cima de Atán. A la izquierda queda el castro de Atán o de As Anduriñas. Hay que seguir hasta la parte alta de la aldea para coger el llamado Camiño da Igrexa. A unos cincuenta metros de la aldea queda la Mina de Tomás, un manantial subterráneo excavado en la roca y empleado para el suministro de agua corriente a la aldea. Un poco más adelante, en el lugar de O Olmo, se encontró en 1990 una estela romana bifronte que está depositada en el Museo Provincial de Lugo. Destaca el soberbio empedrado de este tramo del camino, lo que indica su importancia y la intensidad del tránsito de carros y personas que debió de llegar a tener. El camino finaliza en el kilómetro 5,8, en la carretera que une Segade con Marce.