Vistas de Monforte en el siglo XVIII

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ROI FERNANDEZ

Un libro aborda aspectos poco conocidos del pasado de la ciudad

24 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La vida monfortina del siglo XVIII y principios del XIX protagoniza el segundo libro del escritor José María Lago, que este mismo año dedicó al estudio de la historia de la comarca su primera publicación, La escuela de Proendos. La nueva obra, Crónicas históricas de la villa de Monforte, ya está disponible en las librerías de la zona, aunque no se presentará públicamente hasta la segunda quincena de octubre.

El libro se basa principalmente en el estudio de numerosos documentos recuperados por el autor en el archivo diocesano de Lugo, el Archivo Histórico Nacional y diversas colecciones particulares, entre otros lugares. La obra se compone de siete capítulos que analizan aspectos muy diferentes de la vida local y que en su conjunto -según apunta el autor-, pretenden «ofrecer una idea amplia de la sociedad de esa época y especialmente de sus relaciones con la Iglesia».

Una buena parte del libro gira en torno al antiguo Colegio de la Compañía, cuya construcción a finales del siglo XVI había acarreado importantes cambios en la vida monfortina. La obra reconstruye la historia de la construcción de las llamadas «casas nuevas» en las que se alojaron los alumnos del colegio y la evolución que tuvo este centro educativo tras la expulsión en 1767 de los jesuitas que lo regentaban. Asimismo, aborda los pleitos originados por las ferias ilegales organizadas en Sober y O Saviñao, que competían con las que se celebraban ya entonces en la Compañía.

Iglesias de refugio

Otro capítulo estudia el papel que tuvo en Monforte la a costumbre del «asilo en sagrado», que permitía a los delincuentes -reales o presuntos- buscar refugio en ciertas iglesias para que se protegiesen de posibles represalias violentas y pudiesen reclamar un juicio justo. Una orden dictada por el obispo de Lugo en 1773 determinó que tuviesen este carácter la antigua iglesia de A Régoa -en la actual plaza de España- y la capilla de San Lázaro, en cuya puerta se conserva hoy una inscripción que atestigua este uso.