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Abuíme es más que un dolmen

carlos rueda / francisco albo MONFORTE / LA VOZ

AGRICULTURA

CARLOS RUEDA

Una parroquia de O Saviñao posee un notable patrimonio histórico

15 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La parroquia de San Xoán de Abuíme es conocida sobre todo por el dolmen o mámoa del mismo nombre, uno de los monumentos megalíticos más célebres de la comarca de Lemos. Pero el patrimonio arqueológico e histórico no se limita a este lugar y puede ser visitado en un sencillo recorrido.

La ruta empieza en el núcleo de Outeiro, de donde parte un camino -llamado Camiño de Saa- que lleva directamente al castro de Abuíme. Nada más iniciar el recorrido pasamos al lado de la Casa Grande da Moucha, situada a las afueras de la localidad y al lado del camino. Se trata de una construcción de notables dimensiones que en su día fue una importante casa fuerte. Consta de dos alturas y de la parte izquierda de su fachada sobresale una elevación de forma cuadrada a modo de torre. La fachada principal está construida en cantería y sobre el dintel de la puerta de entrada está grabada la fecha de 1888.

Seguimos avanzando por el camino principal unos cuatrocientos metros y accedemos a un prado en el que se encuentra el castro. El antiguo asentamiento es de forma semicular, con unas medidas aproximadas de cien por setenta metros en su parte más estrecha. Todo el recinto está rodeado por un terraplén que en ciertos puntos alcanza unos veinte metros de altura. Tiene un segundo foso orientado al noroeste y un reducido antecastro, separado unos treinta metros del recinto principal.

Abrevadero de los mouros

En este antecastro llama la atención una pía labrada en una roca -conocida por Pía dos Mouros- que mide como un metro de largo por 35 centímetros de ancho. En uno de sus laterales posee dos orificios de siete centímetros de diámetro y un tercero de menos sección en la parte frontal. Según la tradición local, los míticos mouros que vivían en el castro la utilizaban para dar de beber a sus caballos y los orificios sería las marcas de las herraduras.

De las construcciones y los muros de la antigua fortificación no quedan restos. Las piedras fueron aprovechadas ya hace mucho tiempo por los vecinos en la construcción de viviendas y muros. En las labores agrícolas se encontraron restos de molinos de mano, monedas romanas, tégulas y cerámica.

Regresamos al lugar de Outeiro, en cuyo centro destaca la Casa de Erdeiro, construida en 1791. Enfrente de ella puede verse un curioso pozo construido en piedra de cantería, propiedad de la misma casa.