«Valdeorras tiene cosas, pero el tinto gallego es de Ribeira Sacra»

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El catador de la Guía Peñín valoró sobre el terreno los vinos de las cinco denominaciones de origen gallegas

09 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Enólogo de formación, Carlos González abandonó pronto la cooperativa de Arribes del Duero donde hizo sus primeros pinitos como elaborador para dedicarse a la comercialización. Su primer destino fue la tienda Los Vinos de España, en Valencia: «Ahí supe lo duro que es vender. Hacer un buen vino es fácil. Llegar a algo excelente, es más complicado. Pero vender vino es muy complicado. Estar al frente de un lineal con dos mil referencias te hace abrir los ojos». Siete años después se incorporó al equipo de catadores de la Guía Peñín, de la que es director en la actualidad. Pasó recientemente por Monforte para catar vinos de Ribeira Sacra, en un recorrido por las cinco denominaciones de origen gallegas.

-¿Qué impresión se lleva de la cata en Ribeira Sacra?

-Muy positiva. Tenía una idea previa de los vinos bastante sesgada, por algunos comentarios que me fueron llegando sobre cómo había sido la cosecha. La impresión global no viene dada por un viticultor o dos, sino por el conjunto de los vinos. Y aquí sí que veo una gran mejoría con respecto al primer año que vine o a los primeros años que se cataron estos vinos en la guía, según lo que me comenta Pepe [Peñín]. Ahora no hay vinos defectuosos. La mayoría son frescos, frutales, muy agradables, fáciles de beber. Algunos tienen sus matices balsámicos, más minerales, sus singularidades. Pero lo importante es que el global de la zona ha subido en calidad. Ya no se aprecian defectos en los vinos. No existen esas reducciones exageradas que había, ni las notas de verdor de las añadas más complicadas. Ese es el gran valor que tiene esta zona. A poco que se empiecen a hacer las cosas bien, el entorno, el tipo de suelo, la orografía, harán que la Ribeira Sacra se posicione de forma destacada en el panorama vitícola internacional.

-¿Hablamos de tintos jóvenes?

-Son los más directos, los más globales. Los vinos en roble y los más envejecidos dependen mucho de la bodega. Ahí sí hay que decir que el tema va por barrios, aunque determinados elaboradores lo hagan muy bien. La clave está en el equilibrio con la madera, y te encuentras vinos demasiado maderizados. La mencía es una variedad muy sensible, muy sutil en sus matices, que obliga a trabajar la madera de forma equilibrada. Si te pasas, las notas de madera se comen al vino totalmente. Por supuesto, utilizar madera que esté limpia es una premisa básica para elaborar vinos con envejecimiento en barrica.

-¿Un adjetivo para la última cosecha en Ribeira Sacra?

-Fresca. Algún viticultor me había hablado de un año seco y cálido. No he percibido matices ni sobremaduros ni confitados, y el ochenta por ciento de los vinos que he catado eran de la última cosecha.

-¿Llegó el momento de dar un paso adelante en los vinos de esta zona?

-Creo que ya se está dando. Lo primero es asentar el proyecto, que no haya defectos, que el consumidor comprenda que estos vinos deben ser el referente de los tintos gallegos. Valdeorras también tiene sus cosas, trabajan muy bien la mencía, pero el tinto gallego es de Ribeira Sacra sin duda alguna. Eso es lo importante. Luego habrá cuatro o cinco elaboradores que buscarán cosas más especiales con brancellao, merenzao, sousón. Es algo que existe en todas las zonas. Pero paso a paso, poco a poco.

-¿Tienen mejor imagen los tintos de Ribeira Sacra fuera de España?

-Sin ningún tipo de duda. A la hora de vender tinto gallego en determinados mercados españoles, las bodegas de Ribeira Sacra van a encontrarse con que otras regiones -como como puede ser Bierzo- se han asentado como productoras de mencía. Hablas en Madrid o en Barcelona de mencía y lo primero que le viene a la gente a la cabeza es Bierzo, no Ribeira Sacra. Creo que es fuera donde mejor le van a saber dar el valor a estos vinos. Ya hay muchas bodegas que salen fuera. Otra cosa es el mercado comarcal. Ese desde luego lo van a seguir manteniendo, pero a la hora de vender fuera de Galicia mejor en el mercado internacional que en el nacional.

-¿Sintonizan estos vinos con las nuevas tendencias?

-Aquí consigues un vino con frutosidad, con expresión, sin pasar de doce grados y medio. No hay que irse, como en otras regiones, a trece grados y medio, catorce o incluso más. Es otro gran valor de esta zona, no tiene que subir a graduaciones alcohólicas altas.

-¿Qué tal los blancos?

-Bien, los veo a la altura de los tintos. Obviamente, en el contexto gallego no van a aportar una diferenciación. Das un paso y te encuentras ya en Valdeorras. El buque insignia en Valdeorras son los blancos, el godello. Los tintos están a la altura. En Ribeira Sacra sucede lo mismo pero al revés.

-¿Sobrevivirá la guía en papel en la era digital?

-Nosotros estamos contentos. Las ventas han caído, obviamente. Negarlo sería negar la realidad. Aun así hemos podido caer en torno al 5 o el 6%, y el global cayó en torno al 12%. Con 15.000 ejemplares, seguimos siendo la guía de mayor tirada. Habrá que adaptarse al 2.0, no quedan más narices. El libro va a seguir existiendo, de hecho tenemos clientes que quieren la guía en papel y no les interesa la aplicación móvil o la búsqueda en Internet. Pero a un nuevo tipo de lector le va más la rapidez y la agilidad que provoca todo el formato digital. Ahí estamos nosotros, desde luego.

-¿Y los blogs?

-Una cosa es que alguien cuelgue en Twitter, Facebook o en su propio blog personal los vinos que le hayan gustado, y otra que los que nos dedicamos a la cata profesional sigamos siendo referente. Lo que hay que hacer es, tal vez, cambiar el discurso y hacerlo más concreto y más rápido. Creo que el formato Twitter y Facebook es la prescripción del futuro.

CARLOS GONZÁLEZ DIRECTOR DE LA GUÍA PEÑÍN