Ribeira Sacra, viñedo ganador en EE. UU.

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

La crítica estadounidense vaticina un futuro prometedor para la zona si preserva su identidad

03 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ribeira Sacra se mueve entre el desconocimiento de sus vinos en los mercados más próximos -todavía anclados a la disyuntiva Rioja-Ribera del Duero- y el creciente entusiasmo que despiertan entre influyentes prescriptores de Estados Unidos. Sobre ello llamaba la atención no hace mucho Víctor de la Serna, uno de los críticos españoles más reputados. A juzgar por las opiniones que que vierten con regularidad prestigiosos columnistas estadounidenses, hablar de estas dos realidades no parece ninguna exageración.

En una entrevista publicada el pasado mes de diciembre, Eric Asimov, experto de vinos del New York Times, se refería a Ribeira Sacra como una de las regiones vitícolas del mundo que no conviene perder de vista. Hace solo unos días, el colaborador de la revista Wine Spectator Matt Kramer situaba a esta denominación de origen entre las que permiten hablar de una «edad de oro» del vino.

Ligeros y corpóreos

Al tiempo que algún critico español comenzaba a reparar en Ribeira Sacra por su creciente proyección exterior, Eric Asimov firmaba en el verano del 2009 un encendido elogio de la viticultura heroica y de sus vinos muchas veces cargados de personalidad. «Mientras el Bierzo produce tintos oscuros y densos, los de Ribeira sacra son ligeros y corpóreos, con un equilibrio sedoso de fruta y minerales que puede evocar a un Borgoña, escribía este especialista en el New York Times.

Tres años después es Matt Kramer, una de las firmas habituales del Wine Spectator, el que destaca el potencial de futuro de Ribeira Sacra en un reciente artículo en que reflexiona sobre las regiones vitícolas del mundo en las que se puede hablar de una «edad de oro» del vino. Entre las zonas con un futuro más prometedor, y por lo que a España se refiere, habla de Ribeira Sacra. Bierzo, Campo de Borja, Navarra y Toro. ¿Por qué? Por la existencia de un buen numero de productores decididos a elaborar vinos diferentes, singulares, capaces según el autor de «construir emoción».

El paralelismo entre el estilo de algunos vinos de Ribeira Sacra y la proverbial finura de Borgoña, a la que aludía Asimov en su apología de la viticultura heroica, es un tema recurrente en los últimos años entre la crítica. Curiosamente, fue el Wine Advocate de Parker el que levantó la liebre en el 2008, cuando su entonces responsable de la cata de vinos españoles, Jay Miller, dio 98 puntos a un tinto de Raúl Pérez producido en una bodega de Amandi. La misma calificación en la que se movía ese año el mítico Pingus de Ribera del Duero.

Condiciones especiales

«Si miras las grandes regiones de vinos del mundo -Borgoña, Champaña, Burdeos- es difícil encontrar condiciones similares en el sur de España, pero las tienes en Ribeira Sacra», apunta el enólogo leonés Raúl Pérez en una cita de la que se hace eco el experto en vinos del New York Times, uno de los críticos de publicaciones estadounidenses que peregrinaron a Ribeira Sacra en los últimos años.

«Uno no puede dejar de detectar la naturaleza intemporal de Ribeira Sacra, de cómo una botella de este vino puede tener sabor a 2.000 años de historia», decía Asimov en su laudatorio artículo del 2009. La pregunta es si, en la actual «encrucijada de la vinificación» a la que alude el crítico, el mensaje de autoestima de los vinos de Raúl Pérez consiguió calar entre el sector. Dicho de otro modo: si no se caerá de nuevo en errores como la autorización de la variedad tempranillo.