El ganador al que no le querían vender un Mercedes

La Voz

CHANTADA

06 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En la cafetería Mánix tienen experiencia en repartir premios, aunque hasta ahora no habían dado ninguno de tanta envergadura. No hace mucho, en dos semanas consecutivas sellaron una Primitiva y una Bonoloto de 4.000 euros cada una. «A máquina estaba quente, xa viña avisando», bromeaba ayer el propietario del local. Hasta el miércoles, lo más gordo eran los 51 millones que ganaron en la Quiniela un grupo de profesores de instituto y allegados suyos. Pero la sellaron en el Mánix de casualidad. El sitio en el que iban a entregarla estaba cerrado, así que lo hicieron en esta cafetería.

En Chantada hay una administración de lotería y tres establecimientos -dos bares y una librería- en los que se pueden hacer apuestas en la Quiniela, la Lotería Primitiva y la Bonoloto. Y la verdad es que no son excepcionales los premios, a veces lo suficientemente grandes como para que todo el mundo se entere, pero otras veces no. Uno de los que no trascendieron fueron los diez millones de pesetas -no hace mucho, pero aún no había euros- que ganó el dueño de un bar de una de las calles céntricas de Chantada. Se cuenta que gracias a aquello el hombre pudo hacer realidad una de las ilusiones de su vida, comprarse un Mercedes. Pero le costó lo suyo. Quizá por su aspecto o a lo mejor por su forma de expresarse, en el primer concesionario que visitó no creyeron que tuviera con qué pagarlo, así que lo despacharon sin hacerle mucho caso. Al día siguiente volvió a visitarlos. Al volante de un Mercedes.