Cuando casi nadie se siente seguro

Hace unos días saltaron las alarmas en todo el mundo por un ataque cibernético. Empresas e instituciones de unos 150 países vieron bloqueados más de cien mil sistemas informáticos con un chantaje de por medio. Bancos, hospitales, universidades, fábricas, ministerios, empresas de telefonía, de mensajería y energéticas tuvieron que suspender su actividad ante la parálisis de miles de ordenadores que no eran seguros frente a la amenaza de un virus. Era la primera vez que algo así sucedía a semejante escala, provocando que internacionalmente se preste la atención debida a la seguridad en Internet. La Red es un poderoso instrumento de las nuevas tecnologías, que precisamente por su gran utilidad ha generado un enorme nivel de dependencia, pero al mismo tiempo demuestra también su fragilidad. El equilibrio necesario entre sentirse seguro y estar seguro se hace más difícil en este caso, ante la difícil comprensión del suceso por parte de los usuarios. A posteriori se nos ofrecen consejos para evitarlo y también muchos piensan ya en los seguros cibernéticos, que cubren el riesgo de ataques de virus y piratas informáticos. En general, si no podemos prevenir todos los riesgos, busquemos al menos la reparación de los daños cuando estos se produzcan. Porque existen seguros para casi todo. Para todo aquello que consideramos valioso y podemos perder.

 Hasta en algunos casos se asegura la vida. Son fáciles de imaginar las exenciones que contemplan las aseguradoras en los contratos de este tipo, pero es más curioso ver aquellos riesgos que se consideran extraordinarios y que, como tales, quedan bajo el amparo del Consorcio de Compensación de Seguros. Uno de los supuestos de esa categoría es el fallecimiento por caída de meteorito, así como por fenómenos extraordinarios de la naturaleza, por terrorismo y también los derivados de actuaciones de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad (en tiempo de paz). Lo del meteorito suena como muy difícil, pero consta en un documento del archivo de la Universidad de Harvard el caso del general nicaragüense rebelde Pablo Castilliano, que mientras dormía en su tienda de campaña una noche de 1906 recibió el impacto de un aerolito que traspasó la lona y lo dejó muerto en el acto. Sus soldados pensaron que era Dios quien se había llevado de este mundo al general y dieron por concluida la rebelión. Parece más fácil, y lo es, la caída de un rayo, incluso con efectos fatales, y de ahí la popular maldición (¡que te parta un rayo!), aunque no es tan fácil. En este caso la palma anecdótica se la lleva un francés de Lyon, Caesar Beltram, que a lo largo de su vida sobrevivió ni más ni menos que a la descarga de cinco rayos, para al final sucumbir ante una neumonía. Tenía motivos para sentirse seguro frente a los rayos, pero quizás no se cuidó adecuadamente de las corrientes de aire. El riesgo cero, por supuesto, no existe. Hay que cuidarse.

Al final, nadie se siente seguro del todo, pero en la vida necesitamos el sentimiento de control. Desde niños aprendimos a buscar seguridad, al mismo tiempo que ganábamos en autonomía. Comenzamos a caminar cogidos de una mano y, poco después, al querer ir andando por encima de un murete aceptábamos (y agradecíamos) la mano del adulto, hasta que un día nos atrevimos a hacerlo solos. Ya teníamos experiencia y nos sentíamos seguros. Antes y ahora, parece que las manos son un vehículo importante para comunicar y dar seguridad. Por ese motivo aparece la ilustración de esta página. Hace 350 años, Rembrandt pintó ese lienzo, protagonizado por una pareja cuya identidad sigue intrigando a los expertos, aunque se siga conociendo como La novia judía. No sabemos si son esposos o son padre e hija, pero en esa escena donde las miradas intrigan por ser divergentes y perdidas, destacan unas manos que transmiten idea de amparo y seguridad. En el leve abrazo, dulce y sereno, la mano izquierda de él sobre el hombro de la joven parece ofrecer protección, mientras que la derecha es delicadamente acogida en el pecho por una mano de ella, que a su vez descansa la otra en su propio vientre. En síntesis, una escena de cariño narrada por uno de los pintores más geniales de la historia. Estamos seguros, un abrazo siempre da amparo y confianza.

Palabras con historia 

Hay dos maneras seguras de llegar al desastre: una, pedir lo imposible; otra, retrasar lo inevitable

Francesc Cambó (1876-1947)

Hay muchos medios para hacerse rico, pero muy pocos de hacerlo con honradez; la economía es uno de los más seguros, a pesar de que tampoco es del todo inocente, porque resta una parte a la caridad

Francis Bacon (1561-1626)

En este mundo no hay nada seguro, salvo la muerte y los impuestos

Benjamin Franklin (1706-1790)

Estar completamente seguro es errar en voz alta

Ambrose Bierce (1842-1914)

En lugar más bajo estarás más seguro

Lucio Anneo Séneca (4 antes de Cristo-65)

Nunca es segura la alianza con un poderoso

Fedro (siglo I antes de Cristo)

La única educación sólida es esta: estar lo bastante seguro de una cosa como para decírsela a un niño.

Gilbert K. Chesterton (1874-1936)

Hay tantas leyes que nadie está seguro de no ser colgado

Napoleón Bonaparte (1769-1821)

actividades 

1. El adjetivo «seguro» se aplica también para calificar lo indudable, lo cierto. Elige entre las siguientes afirmaciones aquella que te parezca más expresiva: Es tan cierto como…

• que dos y dos son cuatro (dicho popular);
• que la noche sigue al día («Ham-let», Shakespeare);
• que el viento del norte trae lluvia (Proverbios, 25,23).

2. Clasifica los siguientes sucesos en seguros, posibles o imposibles:

• Que lluevan ranas
• Que pase calor de un cuerpo frío a uno caliente
• El día 26 de mayo será luna nueva
• Las hormigas que hay en la Tierra pesarán tanto como los seres humanos
• El Celta y el Dépor jugarán la final de la Champions.

3. Haz una lista de las cosas (no solamente objetos) que más temes perder. Selecciona las tres más importantes y piensa cómo puedes aumentar el nivel de seguridad para evitarlo.

4. Las llaves y las cerraduras representan el mecanismo más usual de seguridad para una gran variedad de sistemas y situaciones. Haz una lista de todas las aplicaciones que te imaginas. ¿Cuántas llaves llevas encima? Haz una descripción completa de una de ellas.

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