La astronomía como te la cuentan

> Marcos Pérez

LA VOZ DE LA ESCUELA

La rejilla de pequeños polígonos de la parte derecha de la imagen pudo haberse originado al secarse el barro. Las noticias sobre los hallazgos de agua en Marte son recurrentes
La rejilla de pequeños polígonos de la parte derecha de la imagen pudo haberse originado al secarse el barro. Las noticias sobre los hallazgos de agua en Marte son recurrentes NASA / JPL-Caltech / MSSS

25 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La ciencia avanza tan rápido que los medios de comunicación (y las redes sociales) se han convertido en la única vía por la que una persona interesada puede mantenerse al día de sus progresos. Sin embargo, entre los objetivos principales de los medios y las redes (informar, entretener, vender, conectar...) no figura educar al público. Por eso las reglas del juego para aprender en estos espacios son distintas de las que manejamos en la escuela, los museos y otros ámbitos diseñados para la educación.

Desde hace casi 20 años los Museos Científicos Coruñeses mantienen un proyecto dedicado a la educación científica a través de los medios de comunicación que se concreta en exposiciones, publicaciones, talleres y producciones audiovisuales. Actualmente el proyecto está centrado en la astronomía y la exploración espacial y se lleva a cabo con apoyo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. En este artículo desvelamos algunas claves para aprender a convertir el flujo constante de información que nos llega por todas partes en conocimiento que resulte útil.

 La influencia de la ficción

Mucho antes de que los científicos descubrieran los primeros planetas orbitando alrededor de otras estrellas el gran público ya se había familiarizado con Tatooine (La guerra de las galaxias), Krypton (Superman) o Arrakis (Dune). Instalados ya en nuestra imaginación, el hallazgo de planetas extrasolares no supuso una gran sorpresa y hasta es posible que muchos de los científicos que participan en su descubrimiento encontrasen su vocación en estas y otras grandes obras de ficción. Tal es el caso de Carl Sagan, uno de los pioneros en la exploración del sistema solar, que a los 8 años comenzó a obsesionarse con viajar a Marte de la mano de las novelas de aventuras espaciales de E. R, Burroughs.

 Los científicos necesitan llegar al público

En ocasiones el origen de la exageración está en los propios científicos -o en las revistas en las que publican-, que sobrevaloran la importancia de un hallazgo para asegurarse la máxima cobertura. Al fin y al cabo, los científicos con más presencia en los medios tienen más posibilidades de progresar en sus carreras y de obtener financiación para sus proyectos. Por eso el autor de un descubrimiento es la mejor fuente para conocer los detalles del mismo, pero no para hacernos una idea de su relevancia. Un buen ejemplo de estas prácticas es la insistencia de las agencias espaciales en presentar nuevas investigaciones sobre el agua en Marte como hallazgos novedosos. ¿Cuántas veces nos han contado ya que en el pasado Marte estuvo cubierto por océanos de agua salada?

Noticias que no lo son tanto

Junto a nuevos descubrimientos, los medios de comunicación también nos informan de acontecimientos más o menos impactantes. Algunos merecen convertirse en noticia, como el lanzamiento de una misión espacial, una lluvia de estrellas fugaces o cuestiones relacionadas con la vida de los astronautas en el espacio. Sin embargo, otras noticias se construyen a partir de hechos muy poco relevantes, como ocurrió recientemente con la superluna, que en realidad no era otra cosa que una luna llena imperceptiblemente más grande que la media. Otro tipo de informaciones dudosas que cada vez aparecen con más frecuencia son las relacionadas con las declaraciones de empresarios que aseguran estar en disposición de llevar a cabo viajes tripulados a Marte o que anuncian proyectos para la explotación minera de asteroides. Lo cierto es que iniciativas de esta magnitud plantean problemas que la tecnología actual todavía no ha podido resolver, y estas declaraciones deberían aparecer en el espacio reservado a la publicidad.

Los titulares crean interés, no cuentan historias

Buena parte de las noticias científicas que aparecen en los medios tienen su origen en un descubrimiento realizado en algún centro de investigación. Los hallazgos son revisados por otros científicos y después se publican en revistas especializadas. Solo entonces se traducen a un lenguaje llano para hacerlos accesibles al gran público. Si comparamos un artículo científico con su equivalente publicado en un periódico veremos que la principal diferencia se encuentra en el titular. En el primer caso el título no es más que un resumen del contenido, mientras que los medios de comunicación utilizan los titulares para atraer la atención del público, despertar su curiosidad e incitarlo a seguir leyendo. Por eso son frecuentes los titulares impactantes, exagerados o sencillamente erróneos que, si no se acompañan de la lectura de la noticia, nos dejan con una idea bastante distorsionada de los hechos. Este problema se agrava cuando los medios buscan ampliar su audiencia a través de las redes sociales, en las que las reglas clásicas del periodismo tienden a dejarse de lado en la búsqueda de hacerla viral para que garantice una difusión masiva mediante likes y retuits.

 Noticias que no se entienden

A veces las noticias sobre el universo resultan incomprensibles salvo para un público muy especializado. Intuimos que se ha producido un descubrimiento importante, pero nos resulta tan difícil comprenderlo como a los periodistas explicarlo. El hallazgo de ondas gravitacionales o las investigaciones sobre la naturaleza de la energía oscura son ejemplos de este tipo de informaciones que desafían no ya nuestra capacidad para comprender, sino incluso para imaginar. Periodistas y divulgadores suelen afrontar estas situaciones recurriendo a metáforas (el espacio-tiempo como una especie de tejido que se curva a causa de la masa de una estrella) o utilizando infografías que combinan texto, imágenes y animaciones. Es posible que estos recursos tampoco resuelvan un problema que se debe a la enorme complejidad de lo que se quiere contar, pero al menos nos dejan con la agradable sensación de haber comprendido algo. 

Informar y emocionar en las redes sociales

Cada vez es más habitual que científicos y astronautas dispongan de cuentas en Facebook, Twitter o Instagram que utilizan para informar sobre sus proyectos. Gracias a las redes cualquier persona interesada en la astronomía y la exploración espacial puede acceder a información de primera mano y en tiempo real sobre las cosas que le interesan o le apasionan. Conscientes de ello, la mayoría de las agencias espaciales también han creado perfiles en redes sociales para misiones protagonizadas por robots, como los rovers que exploran Marte. Además, se crean contenidos especiales para su transmisión en redes, especialmente vídeos para YouTube con los que se busca llegar a un público más amplio.

Un ejemplo notable de estas campañas de comunicación son los videos sobre la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea, que en 2016 visitó un cometa próximo. Convertidos en dos entrañables personajes de animación, Rosetta y el módulo de descenso Philae nos contaron sus andanzas por el sistema solar y consiguieron emocionar a públicos de todas las edades (http://bit.ly/2jg9PsK).

actividades

  • El futuro de la humanidad en el espacio

Las grandes obras de ciencia ficción no solo nos llevan de viaje a distintos lugares del tiempo y el espacio, sino que nos invitan a pensar sobre el futuro de la humanidad. Escoged una película, cómic o relato de ciencia ficción y describid cómo están organizadas las sociedades, humanas y alienígenas, que aparecen. ¿Se trabaja? ¿A cambio de qué? ¿Qué papel juegan los niños y niñas? ¿Son sociedades democráticas o autoritarias? ¿Qué relación tienen con su entorno natural? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian de nosotros?

  • Redes sociales

Busca en Twitter las cuentas de los astronautas y misiones espaciales que actualmente están operando en el espacio: tripulantes de la estación espacial internacional, robots en Marte, sondas en viaje por los planetas del sistema solar, etcétera. ¿Cuántas has encontrado? ¿Dirías que algunas de estas máquinas dicen cosas propias de humanos? ¿Ves algún riesgo en esta humanización de los robots? Por cierto, uno de los temas candentes en exploración espacial es decidir si merece la pena llevar astronautas a lugares como Marte o si es mejor que ese trabajo lo hagan robots, que permiten llevar a cabo misiones más rápidas, seguras y económicas. ¿Qué opinas sobre esto? ¿Aportan los astronautas humanos algo que las máquinas todavía no pueden proporcionarnos?

  • El astrónomo indignado

El Instituto de Astrofísica de Andalucía ha creado para este proyecto el «Videoblog del Astrónomo Indignado», un personaje permanentemente crispado que se dedica a denunciar los excesos informativos de sus colegas científicos y de los medios de comunicación en http://bit.ly/2iKy1T9. Después de ver alguno de sus capítulos, ¿te atreverías a hacer un guion para «El estudiante indignado»? ¿Qué tipo de ambientación escogerías para rodarlo? ¿Qué temas trataría? ¿Crees que este tipo de iniciativas pueden ser útiles para invitar a la reflexión o son solo un entretenimiento?