Un brindis por nuestros inventores

> Moncho Núñez Centella

LA VOZ DE LA ESCUELA

Muro de los inventores, en la sede coruñesa del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt), donde se rinde homenaje a un centenar de españoles distinguidos por su trabajo en la innovación
Muro de los inventores, en la sede coruñesa del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt), donde se rinde homenaje a un centenar de españoles distinguidos por su trabajo en la innovación cedida

El ser humano se caracteriza por ser inventor

21 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

errando las conmemoraciones de este Año Torres Quevedo 2016 se inauguró hace días en el Muncyt una exposición sobre ese genial ingeniero y matemático, con toda seguridad nuestro inventor más destacado. Este año se ha cumplido el centenario de una de sus obras más emblemáticas, la que tuvo una mayor repercusión mundial; se trata del conocido como Spanish Aero Car, un funicular que permite pasar de un lado a otro de las cataratas del Niágara, en una cabina motorizada a 70 metros de altura sobre las aguas. Se inauguró el 8 de agosto de 1916, y aunque fue ligeramente reformado en tres ocasiones, hoy sigue en funcionamiento como atractivo turístico. Hace un siglo Leonardo Torres Quevedo ya era internacionalmente conocido, tanto por sus transbordadores aéreos como por sus logros en computación y robótica, destacando en estos aspectos el autómata ajedrecista, una máquina de inteligencia artificial que está considerada el primer juego de ordenador de la historia; asimismo, son de destacar sus dirigibles, algunos de los cuales utilizaron Francia e Inglaterra en la Primera Guerra Mundial, y el telekino, un sistema de mando a distancia, también pionero en el mundo.

Torres Quevedo había presentado su telekino en 1903, en París, donde fue considerado como el primer aparato de radiodirección existente. Pero en 1898 Nikola Tesla ya había patentado en Estados Unidos un «método de un aparato para el mecanismo de control de vehículo o vehículos en movimiento», y cuatro años antes el físico británico Oliver Lodge había hecho una demostración de control remoto. Este es uno de los múltiples ejemplos que pueden darse de invenciones prácticamente simultáneas y muchas veces independientes. El avance científico resulta un rico caldo de cultivo para que se desarrolle la tecnología. Cuando se descubre un nuevo principio físico, la creatividad de los inventores hierve en busca de aplicaciones, y muchos recorren caminos similares para llegar a resultados parecidos. Así sucedió, por ejemplo, a finales del siglo XIX y comienzos del XX con numerosas aplicaciones de las corrientes eléctricas. Por ello puede suceder que mientras unos llevan la fama, otros cardan la lana.

A pesar de que leemos con frecuencia que el inventor de la radio fue Marconi, la verdad es que el valenciano Julio Cervera fue capaz de transmitir la voz por las ondas antes de que lo hiciera él; Marconi solo fue el primero en enviar señales. En cualquier caso, el Tribunal Supremo de Estados Unidos le atribuyó el invento de la radio a Tesla. De modo similar, está extendido que Alexander Graham Bell fue el inventor del teléfono, pero ya se reconoció oficialmente que fue desarrollado antes por el italiano Antonio Meucci. También, la fama de la bombilla se la llevó Edison, aunque el físico inglés Swan la había patentado en Inglaterra un año antes. En muchos de esos conflictos andan por medio cuestiones económicas, en relación con las patentes, y también políticas, en los países donde la fabricación como consecuencia de la invención puede generar riqueza.

La posibilidad de beneficios económicos es uno de los motores de la invención, que funciona tanto a nivel individual como colectivo. Es por ello por lo que los países desarrollados prestan especial atención a su política científica y de innovación, y le dedican mayores recursos. A nivel personal, el inventor se ve también motivado por la curiosidad o inquietud científica, y recompensado por el placer que otorga la misma creatividad. El ser humano se caracteriza por ser inventor. La frase de Nikola Tesla lo dice todo. Nuestra sociedad necesita más innovación, más invención, más creación. El gigantesco cuadro de honor que hay en el Muncyt rinde homenaje a un centenar de innovadores españoles, pero tiene muchos cuadros en blanco. Algunos de ellos serán cubiertos por estudiantes de mentes curiosas que hoy están en nuestras aulas. Brindemos por ellos.

 palabras con historia

No creo que haya ninguna emoción más intensa para un inventor que ver alguna de sus creaciones funcionando. Esa emoción hace que uno se olvide de comer, de dormir, de todo.

Nikola Tesla (1856-1943)

He perdido la disciplina del estudio: no sé estudiar. Yo soy inventor, únicamente inventor.

Leonardo Torres Quevedo (1862-1936)

La matemática se descubre. Para inventar se requiere una mente inventora, pero la matemática existe al margen de la humanidad.

Michio Kaku (1947-¿?)

Nunca me he tenido por ingeniero o inventor, solamente me considero un promotor y agitador de ideas.

Enzo Ferrari (1898-1988)

Un inventor fracasa 999 veces y, si tiene éxito una vez, le vale. Sus fracasos solo fueron tiros de prueba.

Charles F. Kettering (1876-1958)

El genio inventor siempre hace ricos a otros.

David Sarnoff (1891-1971)

Cuentan que Cranao, rey de los atenienses, fue el inventor de esta costumbre de aflojar el vino con agua: sobre su utilidad o inconveniencia no falta quien cuestione.

Michel de Montaigne (1533-1592)

 actividades

1. En el muro del Muncyt figuran inventores desde el siglo IX, empezando por el andalusí Armen Firman, que entre otros ingenios inventó un paracaídas, hasta los recientes creadores de la fregona o el chupa-chups, pasando por otros de obras muy conocidas, como el submarino de Peral, el autogiro de Juan de la Cierva, o el talgo de Alejandro Goicoechea. Los gallegos que figuran en ese espacio son Ramón de la Sagra, Ubaldo Pasarón, Ramón Verea, Sanjurjo Badía, Gómez Ulla, Ramón María Aller y Alejandro «Finisterre». Has de atribuir a quiénes de esos gallegos corresponden las siguientes invenciones:

  • Un submarino
  • El futbolín
  • Un dirigible
  • Un hospital transportable
  • Una máquina de calcular

2. La historia de la máquina de vapor es un ejemplo paradigmático de cómo muchas invenciones no son fruto de un momento genial de una persona, sino que suponen toda una historia de trabajos e intentos. Podemos decir que comienza en el siglo I con Herón de Alejandría y llega, digamos, hasta James Watt en el siglo XVIII. En esa historia han dejado su nombre el navarro Jerónimo de Ayanz, que registró en 1606 una patente de una máquina de vapor, y hay datos de que el marino Blasco de Garay intentó ya en 1543 desplazar un barco en el puerto de Barcelona con ruedas de paletas movidas por vapor. Haz una exposición de imágenes históricas donde se muestren ingenios que funcionan gracias a una máquina de vapor.

3. Ángela Ruiz Robles (1895-1975), doña Angelita, que fue profesora en Ferrol, es la única inventora española a quien Google dedicó un «doodle». Fue el 28 de marzo de este año. ¿Sabes por qué fue ese día? La enciclopedia mecánica que inventó ella está considerada como precursora de los actuales libros electrónicos. Pero hubo más inventoras españolas. ¿Eres capaz de decir más nombres?