Cómo educar buenas personas

> Ana T. Jack

LA VOZ DE LA ESCUELA

Algunos padres prefieren que sus hijos sean solidarios a que saquen buenas notas
Algunos padres prefieren que sus hijos sean solidarios a que saquen buenas notas XOÁN A. SOLER

Cinco claves importantes para transmitir a los hijos desde la familia

07 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Reírnos con disimulo cuando observamos cómo nuestro hijo le arrea un empujón a otro más pequeño que le quiere arrebatar el columpio. Sacarle importancia al hecho de que la profesora nos alerte de que en clase es poco respetuoso con sus compañeros, especialmente con los diferentes. O ignorar e incluso fomentar actitudes excesivamente competitivas y hasta violentas en sus prácticas deportivas son acciones que no están encaminadas, precisamente, a educar una buena persona. Si a todo ello le añadimos un mal ejemplo por nuestra parte, mostrándonos insensibles ante las necesidades de los demás y transmitiéndole una visión puramente egocéntrica ante la vida, lo más probable es que en pocos años consigamos formar al perfecto hijo tirano, egoísta e insolidario.

Si por el contrario nuestro objetivo en la vida es criar a personas, además de felices, buenas, nos interesa atender a las directrices que nos ofrece la última investigación realizada en la Universidad de Harvard sobre este tema. Este estudio se montó a partir de más de 10.000 entrevistas realizadas a estudiantes estadounidenses de primaria y secundaria para saber cuál era la escala de valores que se les transmitía desde sus casas. El 80 % de los entrevistados dijeron que la prioridad para sus padres era que fueran felices y alcanzaran logros académicos y personales. Así, la inmensa mayoría estaban de acuerdo con la fase: «A mis padres les enorgullece más que saque buenas notas que el hecho de que sea un miembro solidario en mi comunidad». Solo el 20 % consideraban que para sus progenitores lo más importante era que fueran buenas personas.

Según Rick Weissbourd, el psicólogo que dirigió esta investigación, esta escala de valores en los jóvenes no es una buena noticia para la sociedad: «Cuando educamos a los niños con estas prioridades, hay un riesgo más elevado de que se comporten de forma cruel, irrespetuosa y deshonesta hacia los demás, por lo que las consecuencias negativas a nivel social y personal son evidentes». Por el contrario, fomentar la empatía, la solidaridad y el concepto de justicia ayuda a formar ciudadanos con un nivel moral más elevado, lo que resulta beneficioso para la sociedad en su conjunto. Con el objetivo de lograr este último objetivo, desde esta investigación se proponen cinco claves para educar buenas personas. Son estas:

 1 Enseñarles a ponerse en la piel de los demás y a ser solidarios. La empatía, o habilidad para ponerse en el lugar del otro, es una herramienta básica para saber valorar las necesidades y derechos propios en contraste con los de los demás. Además, es fundamental para evitar situaciones de violencia de cualquier tipo. El valor de la solidaridad, por otra parte, se puede transmitir desde casa reforzando pequeñas conductas de ayuda hacia un compañero de clase en apuros, un vecino que agradece algo de compañía o un niño más pequeño con el que hay que tener más paciencia. El mensaje es: «Aunque ya sé que no te apetece hacer esto, lo debes hacer porque así estás ayudando a alguien que lo necesita, y es lo justo».

 2 Facilitar oportunidades para practicar la amabilidad y la gratitud. Son muchas las investigaciones que demuestran que las personas amables y agradecidas suelen ser las más dispuestas a echar una mano a los demás y a mostrarse generosos. También suelen ser las personas con mayor grado de satisfacción personal y felicidad. Así que dar las gracias y aprender a valorar todo lo que se tiene debe ser un hábito diario que inculquemos en nuestros hijos desde los primeros años de vida.

 3 Enseñarles a tener perspectiva, ampliando el círculo de preocupación más allá de la familia y los amigos. Poco a poco, en consonancia con su madurez, a los hijos hay que ayudarles a comprender qué lugar ocupan. El hecho de que ellos hayan tenido la suerte de vivir en el primer mundo o de tener unas condiciones de vida desahogadas no significa que deban ser indiferentes a otras realidades más lejanas.

 4 Ofrecer desde casa un buen modelo de conducta en cuanto a moralidad y valores éticos. Los niños aprenden a comportarse, sobre todo, imitando al modelo que les ofrecen sus padres. Si una madre o un padre demuestran falta de respeto, poca empatía o desprecio hacia los demás (por ejemplo, hacia los inmigrantes, hacia los más desfavorecidos...), esa conducta tiene muchas posibilidades de ser imitada por sus hijos.

 5 Ayudarles a manejar sus emociones, sobre todo las negativas, como la envidia, la ira, la agresividad o el odio. Expresar las emociones es sano y natural pero no debemos permitirles que interfieran en su forma de relacionarse con los demás. Hay que aprender a dominar la frustración y fortalecer el autocontrol: es la mejor manera de conseguir la propia felicidad y de ayudar a alcanzarla a los demás.

 En definitiva, es importante tener coherencia entre los valores que transmitimos a nuestros hijos y nuestra forma de actuar. Porque de poco nos sirve decir hay que ser bueno si después solo nos fijamos en el número de notables y sobresalientes del boletín de notas.

 Escuela de padres

? TEMA DEL MES: Educar en valores.

? ETAPA: Infantil, Primaria y secundaria.

? LA FRASE: «No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena» (Martin Luther King).

? COMPORTAMIENTOS QUE CONVIENE EVITAR: La insolidaridad, la falta de empatía o los comportamientos poco respetuosos hacia los demás.

? ALGUNAS CLAVES: Transmitir el mensaje de que, por delante de los logros personales, comportarse como una buena persona es una prioridad en la vida.

? PARA SABER MÁS: Resumen en inglés de la investigación «Making Caring Common» («Hacer de la solidaridad algo común») realizada por la universidad de Harvard:

https://goo.gl/0zMDjH