El 30 % de los adolescentes navega cinco horas diarias por Internet

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Los profesionales aseguran que el abuso se traduce en problemas sociales y de salud

04 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Un 30 % de los adolescentes barbanzanos dedica más de cinco horas diarias a navegar por Internet. Los datos, que surgen de un estudio realizado por la asociación Renacer y la facultad de Psicología de la USC, ponen encima de la mesa un problema que no deja de crecer. Así lo atestiguan las profesionales de la asociación ribeirense, que consideran que la expansión de los teléfonos móviles inteligentes ha sido el caldo de cultivo que ha convertido el mundo virtual en una espada de Damocles.

La psicóloga y técnica de prevención en Renacer, María Iglesias, es la encargada de concienciar a los jóvenes de los peligros que esconde la red: «Están en una edad en la que lo más importante para ellos es como son vistos en la esfera social, y en estos momentos tienes que acceder a ella a través del teléfono móvil». La experta confiesa que el ocio también está muy arraigado a las nuevas tecnologías, por lo que, incluso en los momentos de descanso, nunca llegan a desconectar del mundo virtual.

«El uso abusivo del ordenador, del teléfono o de los videojuegos puede frenar la capacidad de los jóvenes para entablar relaciones sociales», alerta la psicóloga, que también desgrana que cada vez se encuentran con más chavales con problemas de sueño, motivados por el abuso de la tecnología: «Muchísimos jóvenes están las 24 horas del día atados al teléfono. Duermen con él y no llegan a apagarlo nunca. Algunos contestan mensajes de Whatsapp a las cuatro o cinco de la mañana. Esto acarrea problemas de salud y educativos, ya que después son incapaces de rendir en clase durante el día».

Más barreras

El concepto de privacidad es otro de los puntos que se intentan reforzar en los talleres de Renacer. En los mismos, que se realizan en centros educativos de toda la zona, se incide en la importancia de saber qué se puede difundir a través de las redes sociales. «Hablamos con ellos para que sean cuidadosos con las imágenes y vídeos que comparten, ya que nunca saben quien puede ser el destinatario final. La privacidad es una barrera que no existe en Internet».

Fenómenos como el ciberbullying, la pederastia y la extorsión son otros de los temas que preocupan a los profesionales. «El acoso es preocupante en la vida real, pero aún más cuando salta a la esfera digital. La persona que lo padece no puede escapar, lo sufre durante todo el día». Para frenar estos problemas, en Renacer apuestan por ayudar a los adolescentes a diferenciar las virtudes de Internet como fuente de información, aunque puntualizando que el abuso es perjudicial para sus vidas.

«El 80 % de los jóvenes acceden a la red diariamente, ya que pueden usar Internet a través de sus móviles. Por ello queremos que aprendan a reconocer los riesgos que esconde y como se pueden combatir», apuntó la también psicóloga y profesional de la asociación Renacer, María Quintela.

El 80 % de los padres barbanzanos no controla el uso del teléfono por parte de sus hijos

El estudio realizado por Renacer y la USC pone encima de la mesa otro dato: más del 80 % de los padres no controlan el uso que hacen sus hijos de la tecnología. Apuntan los profesionales que, en gran parte de los casos, se debe a la falta de conocimiento de los propios padres en el manejo de estas herramientas. «En más de una charla me he encontrado que gran parte de las discusiones que los adolescentes tienen en casa son por culpa del teléfono móvil o de los videojuegos», apunta María Iglesias.

La psicóloga reconoce que, debido a la rápida evolución de las redes sociales, muchas familias no son conscientes de los peligros que estas ocultan y, por eso, no controlan a los jóvenes. Sin embargo, también admite que los problemas no son exclusivos de los adolescentes: «Hay un abuso por parte de los menores, pero también por los mayores. Los chavales asocian el teléfono a un objeto de valor y quieren emular lo que ven en su núcleo familiar», desgrana la propia María Iglesias.