Un manual para el buen uso del teléfono inteligente

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La guía descarta las actitudes de rechazo a las nuevas tecnologías, que considera útiles y ya imprescindibles

08 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La Fundación para el Estudio, la Prevención y la Ayuda contra las Drogodependencias (Fepad) ha elaborado un manual para el uso del móvil, disponible en la página web de la entidad, que puede ser de utilidad para que los padres se planteen desde el primero momento el buen uso del teléfono por sus hijos.

La guía descarta las actitudes de rechazo a las nuevas tecnologías, que considera útiles y ya imprescindibles, pero se ofrece como guía para detectar usos abusivos y dependencias.

Adolescentes en riesgo

Cerebro en formación. La impulsividad y la búsqueda de nuevas sensaciones propias del cerebro de los adolescentes los hacen más propensos a desarrollar dependencias. Del mismo modo que están más capacitados para el aprendizaje, también sienten mayor capacidad de motivación por las cosas que les atraen

Control de impulsos

Procesos adictivos. La adicción al juego está clasificada dentro de los trastornos de control de impulsos. Hay un creciente consenso científico en cuanto a considerar las adicciones tecnológicas en esa misma clasificación.

Baja la edad de acceso

Un regalo favorito. La edad media de acceso al móvil está en los 10 años, y baja. A veces los padres lo regalan sin que se los pidan, porque piensan que así van a controlar mejor a sus hijos.

Reglas claras

Autocontrol. El mejor método para que el niño o el adolescente limite el uso del móvil es que se le dé responsabilidad. Para ello hay que establecer reglas claras de utilización cuyo cumplimiento se pueda comprobar, establecer horarios, apagarlo en clase y en lugares públicos y hacerse cargo del gasto, o del exceso de gasto, con la propia asignación.

Señales de mal uso

Cómo vigilar. Los signos de abuso son claros: aislamiento en la habitación, uso del móvil en lugares y horas inadecuadas, facturas altas, empeoramiento de las notas, cambios emocionales bruscos. Si se dan estos síntomas, hay que ayudar al joven.