Trump tropieza por tercera vez en su intento de desmantelar el Obamacare
INTERNACIONAL
«No vine a Washington para herir a la gente», dice una senadora republicana rebelde
19 jul 2017 . Actualizado a las 07:59 h.Un bloqueo tras otro. Así es como el Partido Republicano está reaccionando a cada movimiento que la nueva Administración plantea para eliminar la reforma sanitaria implantada por Obama.
El último semáforo en rojo lo encendieron ayer las senadoras republicanas Susan Collins (Maine), Shelley Moore Capito (Virginia Occidental) y Lisa Murkowski (Alaska), quienes hicieron fracasar la propuesta de revocar sin reemplazo el actual sistema de salud. «No vine a Washington para herir a la gente», declaró Moore, bien consciente de que revocar el Obamacare de esa forma supondría que 18 millones de estadounidenses se quedasen sin seguro médico durante el primer año y hasta 32 millones en 2026.
La propuesta había sido la réplica al nuevo colapso sufrido en Capitol Hill la noche del lunes, cuando Donald Trump trataba de convencer a miembros de su partido de que apoyaran su nuevo plan de salud. «Si no lo hacemos, estaremos en problemas», advirtió a los senadores. Minutos más tarde y sin previo aviso, la fractura interna volvía a emerger con el anuncio de los representantes en la Cámara Alta por Utah y Kansas, Mike Lee y Jerry Morgan, respectivamente. Ambos se unían a Collins y al ultraconsevador Rand Paul y confirmaban que votarían en contra de la propuesta, haciendo así que las negociaciones del líder de la mayoría en la Cámara Alta, Mitch McConnell, volviesen a caer en saco roto.
De esta manera, la división republicana volvió a frustrar por tercera vez al mandatario estadounidense, quien, en lo que pareció un grito a la desesperada, pidió en Twitter un cambio en las normas del Senado para poder votar por mayoría simple y así poder aprobar un proyecto de ley con solo 51 votos en lugar de 60. El problema en esta ocasión es que la propuesta del mandatario no contaba siquiera con esa mayoría simple.
El bloqueo de los senadores rebeldes supone que el Partido Republicano debe comenzar otra vez desde cero y por supuesto plantearse una negociación con sus rivales demócratas. «Dejaremos que el Obamacare fracase y luego los demócratas vendrán a nosotros. No nos vamos a responsabilizar, no me voy a responsabilizar», aseveró un presidente desacertado en sus cálculos y que en un pasado manifestó poder arreglar el sistema sanitario «él solito».
La estrategia de dejar morir la actual reforma sanitaria ya fue descartada por líderes republicanos que aseguraron que esta posibilidad no pasaría la votación del Congreso. En el lado demócrata el líder de la minoría en el Senado, Charles Schumer, dijo que solo una negociación bipartidista podría poner fin al atasco legislativo. «¡Se necesita medicina, medicina bipartita, no una segunda cirugía!», dijo exaltado tras la propuesta de una derogación sin reemplazo y antes de que esta fuese finalmente dinamitada desde las filas republicanas.
La incapacidad de los senadores conservadores para forjar un consenso alrededor de una ley contra la que llevan luchando siete años no solo supone un revés para un presidente incapaz de cumplir su promesa estrella de campaña, eje central de su agenda política y electoral. Es el mayor fracaso legislativo de Trump en sus seis meses al frente de la Casa Blanca.