Guerrilla urbana en la capital de Brasil

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Joédson Alves | Efe

El presidente Temer llama al Ejército para contener los asaltos a varios ministerios

25 may 2017 . Actualizado a las 07:32 h.

Barricadas de fuego en las calles, allanamientos y ataques con cócteles molotov contra edificios del Gobierno, choques a palos y con pedradas contra la policía. La protesta convocada por los sindicatos para llevar al centro del poder de Brasil, el barrio gubernamental de la capital, la exigencia de la pronta dimisión del presidente Temer degeneró en fuertes disturbios, con escenas típicas de una guerrilla urbana. Grupos de manifestantes asaltaron y prendieron fuego al ministerio de Agricultura al tiempo que atacaban otros edificios del Ejecutivo como la sede de la cartera de Cultura, donde destruyeron objetos y documentos. También se produjeron incidentes en los ministerios de Hacienda, Turismo y Energía y Minas, así como en las dependencias del ministerio de Planeamiento y el de Medio Ambiente.

El Gobierno ordenó de inmediato el despliegue de la Fuerza Nacional, una tropa militar mixta, en lo que supone como mínimo una medida excepcional para reforzar a una policía desbordada y adueñarse del control. Según dijo el ministro de Defensa Raul Jungmann, al explicar la inusual medida de urgencia, el presidente consideró «inaceptable el caos e inaceptable el descontrol». Tras la decisión, varios ministerios fueron evacuados. «Me estoy yendo porque esto ya es una escena de guerra», denunció espantado uno de los funcionarios que huía de un edificio desalojado.

La manifestación había sido convocada para exigir la renuncia del presidente, sometido a investigación por la justicia que le imputa diversos delitos en un escándalo de corrupción, y había conseguido reunir a entre 35.000 y 40.000 personas con el apoyo del partido de Lula, que presiona para adelantar las elecciones. Al parecer, la policía impidió a unos manifestantes adentrarse en los jardines que rodean el Congreso y reprimió ese intento con gases lacrimógenos. Esto acabó desatando focos de disturbios a lo largo de los dos kilómetros de la explanada de los ministerios, donde se concentra todo el poder público. Grupos de jóvenes encapuchados atacaron con piedras y palos las dependencias oficiales al tiempo que iban colocando barricadas en llamar a lo largo de las calles y se batían con la policía.

Llamar al ejército es «una medida extrema y la señal clara de que el Gobierno de Temer perdió el control, con consecuencias muy malas para nuestra democracia y para las instituciones», señaló a la AFP André Cesar, un analista y socio de una consultora política de Brasilia. Las centrales sindicales que organizaron la protesta lamentaron los actos vandálicos que atribuyeron a «infiltrados».