Macron le cierra la puerta a Valls y los socialistas quieren echarlo del partido

Alexandra F. Coego PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ERIC FEFERBERG | EFE

Benoit Hamon pone en marcha un movimiento propio para regenerar a la izquierda

11 may 2017 . Actualizado a las 01:05 h.

Manuel Valls está pagando cara su deslealtad al Partido Socialista francés. La agrupación abrió ayer un proceso para decidir una posible expulsión después de que el ex primer ministro anunciase el lunes que quiere presentarse a las legislativas con el nuevo partido en el poder, ¡En Marcha!. Valls fue uno de los primeros socialistas en hacer público su apoyo a Emmanuel Macron, abandonando el barco cuando se avecinaba la desastrosa primera vuelta de Benoît Hamon, en la que batió el récord de impopularidad de un candidato socialista con tan solo el 6,5% de los votos.

El martes el político de origen español quiso sellar su afiliación con ¡En Marcha! anunciando que se presentaría a las legislativas con la formación del nuevo presidente. El PS, que se encuentra en plena batalla interna para evitar la desintegración, tomó medidas inmediatas e hizo público que es «imposible» que Valls sea investido por ¡En Marcha! mientras sigue siendo miembro. El secretario general socialista, Jean-Christophe Cambadélis, precisó que podría llevar «unos días» o «unas semanas» determinar si es expulsado del partido en el que milita desde su juventud.

La exclusión no es el único problema del ex primer ministro. La casualidad quiso que mientras Cambadélis anunciaba el inicio del proceso de expulsión, el presidente de la comisión nacional de investiduras de ¡En Marcha! rechazaba la oferta de Valls. Jean-Paul Delevoye, exministro de Chirac, explicó a los micrófonos de «Europe 1» que «en este momento su demanda de investidura no cumple con los criterios de aceptación» con lo que la comisión «no puede analizarla». Delevoye no dio más detalles pero sí advirtió de que Macron no tiene ninguna vocación de «reciclar» a los escapados de un «partido socialista en descomposición», y menos a alguien como Valls, de quien se dice que «organizó el asesinato de Hollande, traicionó a Hamon y mañana traicionará a Macron». ¡En Marcha!, que se presenta a las legislativas bajo el nombre de En Marcha la República, ya cuenta con 13.000 candidatos para los 577 escaños, según explicó Delevoye en Le Monde. El proceso de selección será muy similar al del sector privado: los candidatos deberán rellenar un formulario, pasar una entrevista y recibir una nota sobre 10. Después, vía recomendación de Delevoye, Macron dará luz verde o no, revisando personalmente cada candidatura.

Con los primeros sondeos augurando una mayoría parlamentaria a En Marcha la República y una debacle socialista, los representantes del PS se ven tentados en unirse a las filas de Macron para aumentar sus posibilidades de mantener el escaño. Otros ya han optado por seguir el ejemplo del presidente electo y dar el primer paso hacia una posible escisión. Es el caso de Benoît Hamon, quien anunció ayer que el 1 de julio lanzará su propio movimiento, por ahora dentro del PS, después de que el partido eliminase casi la totalidad de sus propuestas del programa para las legislativas. Las alcaldesas socialistas de París y Lille, Anne Hidalgo y Martine Aubry, adelantaron el lanzamiento con otras 200 personalidades de otro movimiento para una democracia europea, ecológica y social.

Los Republicanos se preparan para un escenario de cohabitación

Los Republicanos (LR) publicaron ayer su programa para las legislativas, una síntesis de compromiso entre las medidas de François Fillon, Nicolas Sarkozy y Alain Juppé. Se conforman con mantener el partido unido frente a la tentación de ¡En Marcha! y suavizar su posición. Consciente de que los sondeos no le auguran mayoría absoluta, el partido llamó ayer a evitar la «oposición frontal» con Macron, especialmente después de que el nombre de Edouard Philippe, alcalde conservador de Le Havre, empezase a sonar para primer ministro. El exportavoz de Alain Juppé en las primarias de la derecha es un desconocido para la mayoría de franceses, pero desde que se acercó a Macron después de los escándalos de Fillon pasó a formar parte del círculo más cercano del presidente electo.