Bruselas pide que se unan fuerzas contra la ultraderecha

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

CHIP SOMODEVILLA | AFP

Europa contiene la respiración ante la todavía posible amenaza de Le Pen, y apoya a Macron como presidente francés

24 abr 2017 . Actualizado a las 08:46 h.

Como tantas veces en la historia de Europa, el destino de sus pueblos vuelve a estar en manos de los franceses. Y de nuevo los galos han demostrado estar profundamente divididos. En los cuarteles de la Comisión Europea, por el contrario, se cierran filas bajo la misma bandera: la de Macron.

Tras conocerse los resultados, algunos de sus comisarios saltaron al ruedo para manifestar sin ambages su apoyo al «novio de Europa». En un tuit, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, felicitó a Macron «por su resultado en la primera vuelta» y le deseó «ánimo para lo que sigue». Guiños de complicidad y de alivio de la mano del comisario de Economía, Pierre Moscovici, quien pidió el respaldo al liberal tras conocer los resultados: «Macron porta los colores de los demócratas y proeuropeos. No se le debe arrebatar ningún voto. Tiene el mío», deslizó el socialdemócrata.

Salvar el proyecto europeo

Lo mismo hizo el negociador para el brexit, el conservador Michel Barnier: «Patriota y europeo, confiaré en Macron. Francia debe seguir siendo europea». El líder de los liberales en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, aseguró estar «encantado» con el joven candidato y su visión de «una Francia tolerante, ambiciosa y europea». Igual que el primer ministro belga, Charles Michel, quien trasladó sus «mejores deseos para un proyecto europeo, optimista y que vuelva a mirar al futuro». Desde Alemania, el candidato socialdemócrata a la presidencia, Martin Schulz, instó a la unión de todos los demócratas para que «la nacionalista no se convierta en presidenta». El ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, también olvidó sus colores para aplaudir a Macron: «Era el único candidato verdaderamente europeo», indicó. 

La batalla definitiva por la supervivencia de la UE se jugará el próximo 7 de mayo. Por el momento, Bruselas aguanta la respiración. La amenaza de Le Pen sigue latente. El resultado evidencia que un amplio espectro de la sociedad no comulga con el modelo de una UE ultraliberal y globalizada. Los parches no han servido para insuflar energía al proyecto europeo, cojo y renqueante.

Solo basta echar un ojo al gran apoyo que han logrado los candidatos euroescépticos como Le Pen y Mélenchon. Ocurrió en los comicios holandeses en los que el liberal Mark Rutte logró frenar a duras penas el envite del xenófobo y antieuropeo Geert Wilders, quien ayer celebró el triunfo de la eurófoba: «¡Le Pen, presidenta!».