Irán, el nuevo objetivo de las amenazas de la Administración Trump

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ALEXANDER NEMENOV | AFP

Rex Tillerson ordena una revisión completa del acuerdo nuclear, para que el país persa no siga los pasos de Corea del Norte

21 abr 2017 . Actualizado a las 07:08 h.

El intento de la Administración Trump de demostrar firmeza en política exterior tienen un nuevo destinatario: Irán. Después de Siria y Corea del Norte, es el régimen de Teherán el que ha recibido la última amenaza de la Casa Blanca, que acusa al país persa de ser el «principal patrocinador del terrorismo» y de tener aspiraciones similares a las del dictador norcoreano, Kim Yong-un.

El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, lanzó una embestida verbal para justificar su orden de realizar una «revisión completa» el pacto nuclear suscrito por Irán, EE.UU. y otras cinco potencias en el 2015, que forma parte del legado en política exterior de Barack Obama. Este acuerdo frenó el programa nuclear de Teherán a cambio de un levantamiento de sanciones, pero el Gobierno de Trump considera que el acuerdo nuclear «ha fracasado» y que si no se imponen más restricciones, Irán seguirá los pasos de Corea del Norte.

Sus declaraciones contrastan con la carta que envió al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, en la que certificaba que Irán cumple con los términos del acuerdo nuclear.

Desde Irán, su ministro de Exteriores, Mohamad Javad Zarif, recordó a EE.UU. que está obligado a cumplir lo acordado. «Las desgastadas acusaciones de Estados Unidos no pueden enmascarar el reconocimiento del cumplimiento por parte de Irán del acuerdo nuclear», escribió en Twitter.

Trump ya amenazó en campaña con retirar a Washington del pacto nuclear, también criticado por el jefe del Pentágono, James Mattis, y el director de la CIA, Mike Pompeo, durante sus audiencias de confirmación en el Senado; aunque ambos dieron a entender después que eran partidarios de mantenerlo.

A debate la ONU

La embajadora estadounidense en la ONU, Nikki Haley, intentó situar a Irán en el centro del debate sobre Oriente Medio en el Consejo de Seguridad y alejar el foco de su aliado, Israel. Así identificó a Irán «y su milicia asociada Hezbolá» de ser la principal amenaza en la región.

El primer aviso a Irán tuvo lugar poco después de que jurase su cargo en enero. Fue el entonces asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, quien anunció que habían puesto «bajo aviso» al país persa tras el lanzamiento de un misil balístico que la Administración Trump definió como «provocador». Otra media fue el intento de vetar la entrada en el país de ciudadanos de Irán (y de otros países de mayoría musulmana), a través de dos órdenes ejecutivas que han sido bloqueadas por la justicia.

Un viaje a Moscú puso al asesor de campaña Carter Page en el radar del FBI

Desde que en el 2013 el FBI descubrió que varios espías rusos quisieron reclutar a Carter Page, la agencia no le sacó el ojo de encima. Era de esperar por tanto, que cuando Page se convirtió en asesor de política exterior en la campaña de Donald Trump y pronunció un discurso favorable al Kremlin en un prestigioso instituto de Moscú, el FBI volvió a centrar su atención en este empresario. Fue ese viaje a Rusia, el pasado julio, el que aceleró la investigación sobre las conexiones entre Vladimir Putin y la campaña republicana. Unas pesquisas que han venido acompañadas de dos investigaciones más en el Congreso de EE.UU. y de decenas de revelaciones que hablan incluso de cómo Page fue vigilado gracias a una orden judicial poco frecuente que el FBI obtuvo del secreto Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera. «Las evidencias son falsas y forman parte de una campaña de difamación por parte de los ayudantes de Hillary Clinton», dijo entonces Page.

Más allá de su viaje a Rusia, los hechos que se investigan ahora es si de alguna manera sus buenas relaciones con el Kremlin influyeron en la campaña del presidente o facilitaron una injerencia rusa en las elecciones. De momento, el entorno de Trump insiste en minimizar su papel diciendo que Page no tenía ni siquiera un escritorio o una dirección de correo electrónico de la campaña. Sin embargo, para él, esa experiencia parece haber sido mucho más importante de lo que tratan de trasladar desde la nueva Administración. «El medio año que pasé en la campaña de Trump significó más para mi, que los cinco años que pasé en la Armada», confesó Page.

Los vínculos con Rusia provocaron la primera crisis en el Gobierno de Trump, tras la destitución de Michael Flynn por sus contactos con el embajador ruso en Washington. No fue el único, los mismos contactos hicieron que el fiscal general, Jeff Sessions, tuviese que recusarse de la investigación sobre la injerencia rusa. Mucho antes, el exjefe de campaña, Paul Manafort, ya había caído tras sus negocios ocultos con funcionarios rusos.