Tillerson reafirma la línea dura contra Putin en vísperas de su visita a Moscú

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

BASSAM KHABIEH | Reuters

El Reino Unido se suma a EE.UU. para pedir a Rusia que deje de apoyar a Al Asad

11 abr 2017 . Actualizado a las 07:36 h.

A tan solo dos días de aterrizar en Moscú, Rex Tillerson ha sido el encargado de lanzar el mensaje más duro de EE.UU. contra el Gobierno de Vladimir Putin, consumando el giro en política exterior de la Administración Trump. Si el domingo había acusado al Kremlin de ser incapaz de lograr que Bachar al Asad destruyera su armamento químico, a su llegada este lunes a Italia, para una cumbre con sus homólogos de Exteriores del G7, fue un paso más allá y declaró que «Estados Unidos no permitirá que los «crímenes contra inocentes en cualquier parte del mundo» queden impunes.

Tillerson reafirma así la línea intervencionista por la que se decanta ahora Donald Trump. Atrás quedan sus palabras de hace poco más de dos meses, cuando el presidente abogó por «América primero» y reparar la relación entre Washington y Moscú.

«Rusia se había comprometido a asegurar que los arsenales químicos de Siria fueran destruidos. Pero no lo ha hecho y esto ha permitido el ataque» en Jan Sheijún, dijo a los periodistas durante una visita al mausoleo que recuerda la masacre cometida por los nazis en Santa Ana de Stazzema.

Los ministros de G7 reunidos en Lucca recibieron la nueva disposición con los brazos abiertos y compartieron la preocupación por el apoyo ruso Damasco. El Reino Unido se unió a EE.UU. para afianzar un frente común para forzar a Rusia a retirar su apoyo al presidente sirio y valorar posibles sanciones. «Al régimen y a quienes lo apoyan, lo cual incluye a los rusos», puntualizó el británico Boris Johnson. Más contenido, el alemán Sigmar Gabriel pidió a Rusia que deje «el apoyo a Al Asad» y se una a las fuerzas occidentales para iniciar «un proceso político común».

¿Más ataques?

Mientras, en Washington, varias voces afianzaron el cambio de ciclo en la Administración. El consejero de Seguridad Nacional, el general H.R. McMaster, aseguró que Rusia e Irán como «patrocinadores» de Siria han permitido «la campaña de asesinatos en masa» de Al Asad. Poco después, el portavoz Sean Spicer dejó abierta la puerta a nuevos bombardeos. «Si gaseas a un bebé, verás una respuesta de este presidente. Que nadie se equivoque. Actuará», advirtió, antes de confirmar que Washington no cree que vaya a haber estabilidad en Siria mientras Al Asad continúe en el poder.

A pesar de que un día después de los bombardeos con Tomawak los cazas sirios volvieron a despegar de la base de Al Shayrat, el jefe del Pentágono, Jim Mattis, aseguró que el 20 % del poderío aéreo del régimen sirio fue destruido, así como su capacidad de repostar o rearmar aeronaves. «En estos momentos, el uso de la pista no sirve de nada», dijo.

Para lo que sí ha servido el bombardeo es para subir la popularidad de Trump. Así se desprende de un sondeo de CBS News, según el cual un 57 % de los estadounidenses apoyan la respuesta del neoyorquino.

Estado de excepción en Egipto tras el ataque a cristianos

Miles de cristianos coptos despidieron ayer a los 45 muertos a manos de kamikazes del Estado Islámico en dos templos en Egipto el Domingo de Ramos, coincidiendo con la entrada en vigor del estado de excepción. Con la ausencia de responsables políticos, los familiares de las víctimas dieron su último adiós a sus seres queridos. Los llantos se mezclaron con las muestras de enfado por la falta de seguridad de esta minoría religiosa. Un enfado centrado en la figura de Abdelfatah al Sisi, que se presenta como baluarte de la amenaza yihadista.

Por primera vez desde el 2013, Egipto vivirá bajo un estado de excepción, que regirá tres meses. Hasta ahora solo estaba vigente en una zona limitada del norte del Sinaí, donde el Ejército se enfrenta a la filial egipcia del EI. La medida, anunciada el domingo por Al Sisi, fue ratificada ayer por el Gabinete tras una sesión presidida por el primer ministro, Sherif Ismail. Según la Constitución, la medida requiere de la aprobación del Parlamento, algo que se da por hecho puesto que la mayoría de diputados son partidarios del presidente. La ratificación está prevista para hoy.

El estado de excepción aumenta los poderes de la policía en materia de arrestos y vigilancia, así como las restricciones a la libertad de movimientos. Algo que la oposición teme dará más aire a la represión que ya vive desde la llegada al poder del exmilitar.

Donald Trump llamó a Al Sisi para mostrarle sus condolencias por los «atroces atentados» y expresar «su confianza en su compromiso de proteger a los cristianos y a todos los egipcios», según la Casa Blanca. Durante la visita de Al Sisi la pasada semana a EE.UU., Trump dejó claro que está dispuesto a pasar por alto los abusos del Gobierno egipcio con tal de que prosiga su lucha contra el Estado islámico y defender a la minoría cristianos.

El papa Francisco mantiene su visita a El Cairo el 28 y el 29 de abril, a pesar de que los atentados en las catedrales de Tanta y Alejandría elevan la preocupación por su seguridad en el Vaticano.