Frustración en Suecia al saberse que había una orden de expulsión contra el terrorista

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Detenidas otras dos personas en Noruega y en Alemania acusadas de preparar sendos atentados

10 abr 2017 . Actualizado a las 07:19 h.

Europa intenta recomponerse del ataque terrorista sufrido el pasado viernes en Estocolmo, que acabó con la vida de cuatro personas y dejó un total de quince heridos. Pero no es fácil, sobre todo por el goteo de información que las autoridades suecas están sacando a la luz sobre de la investigación del último gran golpe que ha recibido el Viejo Continente, una vez más, con un camión que embistió a la multitud.

A la detención la madrugada del sábado del uzbeko de 39 años, simpatizante del Estado Islámico y sospechoso de conducir el vehículo del horror que se empotró en unos grandes almacenes, se le sumó ayer el arresto de un segundo individuo «por indicios razonables de delitos terroristas y asesinato». La Fiscalía sueca ha preferido no revelar demasiados detalles de esta detención para no crear alarmas innecesarias. No obstante, la noticia de que las autoridades buscaban al uzbeko, que llevaba casi un año -desde el pasado junio- con una orden de deportación tras haberle sido denegada la solicitud de protección, no ha hecho más que caldear el ambiente de un país que, junto con Alemania, está a la cabeza en concesiones de asilo en la Unión Europea.

Precisamente, en el feudo de Angela Merkel la policía detuvo también el viernes por la noche en un centro de refugiados cercano a Leipzig a un hombre acusado de planear un atentado en Berlín. Se trata, según el diario Leipziger Volkszaitung, de un veinteañero originario del norte de África que ya había hecho saltar las alarmas el 8 de febrero por una amenaza de bomba en un colegio de Borsdorf.

El fin de semana fue convulso también en Oslo, donde un día después del atentado de Estocolmo agentes de la policía detonaban un artefacto «parecido a una bomba» y retenían, en el barrio de Grønland, a un ciudadano de nacionalidad rusa por estar cerca del objeto «y comportarse de forma sospechosa». La zona fue acordonada y varios coches de policía y ambulancias se dirigieron a ella. El Gobierno ha decidido elevar la alerta por riesgo de atentado, pasando del «posible» de hasta ahora al «probable». 

Hacer cumplir la ley

Toda medida es insuficiente para prevenir actos como el ocurrido el pasado viernes en Estocolmo. Según el primer ministro sueco, Stefan Löfven, el ataque le ha generado «mucha frustración porque el individuo debía haber sido expulsado del país», a lo que ayer añadió que «Suecia tiene que hacer cumplir las órdenes de expulsión». «Algunos no volverán a oír las voces de sus seres queridos otra vez», argumentó en alusión a las familias de las víctimas mortales del atentado. Quienes tuvieron también un recuerdo para los que perecieron arrollados por el camión fueron las miles de personas que se acercaron a la plaza Sergels para enviar un mensaje de paz. Horas antes, a escasos metros, los grandes almacenes en los que se empotró el camión tenían previsto a volver a funcionar con normalidad, pero pospusieron la apertura tras una polémica surgida por la idea de vender los productos dañados a mitad de precio.