Las «guerras» abiertas de Putin desangran a Rusia

f. e. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Origen del autor del atentado
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Lo que le ha granjeado importantes apoyos entre sus compatriotas ha reavivado la enemistad de otros interlocutores

05 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Vladimir Putin ha devuelto el protagonismo internacional a Rusia con sus políticas expansivas. Pero lo que le ha granjeado importantes apoyos entre sus compatriotas ha servido para reavivar la enemistad de otros interlocutores, que siempre han visto en la dureza de Moscú una excusa para cometer las mayores tropelías.

Siria e Irak

Es una de las motivaciones probables del terrorista que se inmoló en el metro de San Petersburgo. Rusia se ha convertido en el sostén del régimen de Al Asad y sus bombardeos indiscriminados han sido claves para contener al Estado Islámico (EI), aún a costa de causar miles de muertes entre los civiles. El EI ha hecho numerosos llamamientos a sus lobos solitarios para devolver en territorio ruso parte del daño causado por los militares de Putin en el conflicto de Siria e Irak.

Las repúblicas caucásicas

Primero fue Chechenia, la guerra que encumbró a Putin como líder y que sirvió para crear la primera gran bolsa de combatientes islamistas para los diferentes conflictos internacionales. La mano de hierro de Ramzam Kadírov ha servido para pacificar el conflicto, que periódicamente da algún coletazo en forma de atentados suicidas, aunque su escenario preferido es Moscú.

Menos peligroso es el conflicto con Georgia a costa de los límites de Osetia del Sur y Abjasia. Las hostilidades en este caso son más de corte diplomático que bélico, aunque la zona también es muy inestable, especialmente desde que Georgia ha buscado el paraguas de la OTAN y las principales potencias europeas para protegerse de las ansias expansionistas de Putin.

Ucrania y Crimea

Lejos del islamismo está también el conflicto de Crimea, donde Rusia combate con milicias locales para sumar un territorio de Ucrania a su área de influencia. Los combates son esporádicos y se desarrollan bajo los parámetros de una guerra convencional. Menos ruidoso es un contencioso similar con Moldavia, que afecta a la región de Dnistria.

Las repúblicas centroasiáticas

Kirguistán, país de origen del terrorista del metro, Uzbekistán y Tayikistán fueron desde la caída del muro de Berlín satrapías gobernadas con mano de hierro por los herederos del antiguo poder soviético, ajenos a los conflictos religiosos de otras zonas. La muerte de sus históricos líderes y su cercanía a Afganistán han servido para que florezca una nueva generación de jóvenes influidos por las consignas de los islamistas más radicales.