El Rusiagate salpica al jefe de la comisión de investigación del Congreso

ADRIANA REY NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Andrew Harrer / POOL

Los demócratas exigen la recusación de David Nunes tras revelar datos sobre el trabajo de los congresistas y reunirse con Trump

29 mar 2017 . Actualizado a las 07:43 h.

«Todo es político», denunció David Nunes, la nueva derivada de la tormenta rusa que azota la Casa Blanca. Lo grave es que Nunes es el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, es decir, el republicano que dirige en el Congreso las pesquisas sobre la supuesta injerencia de Moscú en las elecciones estadounidenses.

Una reunión secreta en la Casa Blanca y la cancelación de la audiencia de ayer sin dar explicación alguna han hecho que toda la artillería rival vaya ahora contra Nunes, a quien piden que se recuse. Los demócratas siguen en pie de guerra y más tras saber que uno de los testimonios programados podría haber sido bloqueado por la propia Casa Blanca. Sería el de Sally Yates, exsubsecretaria de Justicia, un extremo que negó el nuevo Gobierno por boca de su portavoz, Sean Spicer. Paul Ryan también respaldó a su compañero de partido y se negó a destituirle de la comisión.

En paralelo, el Rusiagate sumó ayer la crítica del exvicepresidente bajo el mandato de George W. Bush, Dick Cheney, que, sin pelos en la lengua, dijo que la supuesta injerencia rusa en los comicios estadounidenses pudo ser «un acto de guerra». A pesar de que Cheney no se pronunció sobre los supuestos vínculos entre la nueva Administración y el Kremlin, el republicano manifestó su profunda oposición al respecto de las estrategias rusas.

Horas antes era el propio Donald Trump quien calificó de «patraña» las acusaciones sobre sus lazos con Vladimir Putin, asegurando que el Congreso debería investigar al matrimonio Clinton y no a él.

«Donald Mussolini»

La supuesta interferencia de la Casa Blanca en las investigaciones que se ciernen sobre Capitol Hill ha sido cuestionada también en algunos círculos editoriales. Ha sido el caso del diario Wall Street Journal, donde, en un polémico editorial titulado «Hasta aquí llegó Donald Mussolini», desmintió los temores de que el presidente de EE.UU. pudiera convertirse en un «peligroso dictador» debido a las resistencias que se ha encontrado en asuntos como la controversia rusa. Lejos de aquellos que alertan sobre la actitud controladora de la nueva Administración en asuntos como su guerra contra los medios de comunicación, Wall Street Journal cree que los controles y equilibrios del sistema estadounidense están trabajando «casi excesivamente» y haciendo que Trump «esté recibiendo peor trato de la prensa que cualquier otro presidente, desde los últimos días de Nixon».

En las últimas horas y tras la debacle legislativa en Capitol Hill, el neoyorquino ha cosechado un nuevo mínimo en su popularidad, registrando una aprobación de tan solo el 36 % de los estadounidenses, en tan solo 68 días en el cargo. Ni Bill Clinton, ni Barack Obama, llegaron a estos índices de valoración tan negativos, según Gallup.