Le Pen también utiliza la crisis de las colonias

Alexandra F. Coego PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

STEPHANE MAHE | reuters

La ultraderechista intenta explotar contra sus rivales el estallido social que se registra en la Guayana

28 mar 2017 . Actualizado a las 07:32 h.

Era cuestión de tiempo: entre la profunda crisis social y la indiferencia de los candidatos a las elecciones presidenciales, la Guayana se encuentra en parálisis total. El departamento llamó a la huelga general ayer para denunciar la situación de inestabilidad: tasas de criminalidad anormalmente elevadas, con un homicidio al día, un 22 % de paro y un control fronterizo débil que da lugar a un flujo de inmigración ilegal constante. Es este último punto el que Marine Le Pen ha señalado como el culpable de todos los males de la Guayana, ignorando de golpe los problemas estructurales a los que se enfrenta el departamento caribeño. La ultraderechista, que hizo una breve campaña en los territorios franceses de ultramar el pasado diciembre, fue acusada por el Gobierno de una «instrumentalización con fines electoralistas» de la crisis, según un comunicado de los ministerios del Interior y de Ultramar.

Los territorios ultramarinos galos están marcados por la desigualdad, el paro y la dificultad de desarrollo por falta de inversión, un recordatorio del pasado colonizador que Francia se empeña en maquillar. La mayoría de las cifras de paro utilizadas por el Gobierno y los candidatos excluyen dichos territorios, donde son el doble. Son incluso excluidos de las tasas de criminalidad nacionales: el observatorio nacional del crimen no tiene datos de ninguna colectividad de ultramar ni de Mayotte, un departamento insular en el este africano. Sin embargo, María, una profesora de español en la isla, advierte que la situación es alarmante: «Aquí la criminalidad es desproporcionada». «El problema es que la gente no denuncia porque la mayoría son simpapeles, tanto los que delinquen como las víctimas», afirma la pamplonesa. En la isla, que atraviesa la peor sequía de su historia, el acceso al agua potable es limitado y la tasa de alfabetización juvenil es del 49,9 %, la más baja de Francia. Pero los problemas de los territorios de ultramar rara vez son comentados fuera de campaña. «Todo son promesas que luego caen en el olvido», lamenta María.