Un ataque al corazón político y turístico de Londres

D. casas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El puente que cruza el Tamésis hacia el palacio de Westminster y todo su entorno recogía un intenso trasiego de vehículos y peatones previo a la tragedia

23 mar 2017 . Actualizado a las 08:35 h.

Desconcierto, dudas, sospechas... Eran las sensaciones generalizadas de quienes, pasadas las dos de la tarde de este miércoles (una hora más en España) sobrevivieron al escenario de pánico que se produjo a las puertas del Parlamento británico. En pleno corazón político y turístico de la capital británica, a esas horas, el puente que cruza el Támesis hacia el palacio de Westminster y todo su entorno recogía un intenso trasiego de vehículos y peatones previo a la tragedia.

Quienes la vivieron en primera persona dieron testimonio de las dramáticas escenas en todo el tramo que el terrorista recorrió hasta la verja que protege el palacio.

La comunidad española y gallega en Londres es, como la de otras nacionalidades, numerosa. Beatriz Quintairos, una joven de Oleiros que reside en la capital británica desde hace cinco años, escuchaba perpleja las informaciones que iba recibiendo. Sobre todo de España. En las oficinas de una empresa audiovisual en la que trabaja, en el barrio londinense del Soho, cerca de donde ocurrió el atentado, transcurría la jornada con cierta normalidad horas después del suceso, tal y como declaró a La Voz. Únicamente, ella y el resto de sus compañeros, recibieron indicaciones de sus jefes de que no se acercasen a la zona del atentado y de que las líneas de autobús no estaban operativas.

Turistas sorprendidos

La actividad multicultural que caracteriza a la capital del Reino Unido atrae a diario a turistas, estudiantes y visitantes de toda condición. El atentado de ayer sorprendió a un grupo de estudiantes del colegio Gredos de Las Rozas, localidad de los alrededores de Madrid. Los niños permanecieron en una de las atracciones próximas al London Eye, la gran noria de 135 metros situada en una de las orillas del río. Estuvieron allí hasta que las autoridades les permitieron la salida. Algo similar le ocurrió a un joven español que desde su Twitter comentó lo que ocurría a escasa distancia, desde lo alto de la noria. Permaneció en la atracción durante más de una hora, anunciaba en su cuenta, y fue testigo de excepción.

También lo fueron los diputados que tuvieron que interrumpir el debate en la Cámara como consecuencia de lo que estaba sucediendo a escasos metros. Primero se cerraron las puertas del Parlamento y posteriormente serían trasladados a la abadía de Westminster, justo al lado, como medida de seguridad, hasta que terminó el desconcierto.