Jesse Klaver, un Trudeau en los Países Bajos

C.P.

INTERNACIONAL

ROBIN VAN LONKHUIJSEN | AFP

El líder de los verdes no se podía imaginar en mayo del 2015 que lograría conducir a la formación ecologista hasta la punta de lanza de la izquierda

16 mar 2017 . Actualizado a las 18:06 h.

Tiene solo 30 años y ha hecho historia en su país. Jesse Klaver no se podía imaginar en mayo del 2015 que después de tomar las riendas de su partido, los verdes del GroenLinks, lograría conducir a la formación ecologista hasta la punta de lanza de la izquierda, algo inédito. Al carismático ecologista se le compara en Holanda con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, no solo por la simpatía pública que despierta, su talante conciliador y su idealismo, sino por el éxito que cosechó entre el electorado, con un programa en positivo, alejado de las consignas del miedo que dominaron la campaña de formaciones como el PVV, el VVD e incluso los socialdemócratas. El ascenso meteórico de los verdes, que podrían alzarse con 17 escaños de los 150 en disputa, convierte a Klaver en uno de los líderes clave para la formación de gobierno. Él no oculta su deseo de encabezar una coalición de izquierdas, alejada de la política ultraliberal de Rutte, a quien reprocha haber removido las entrañas de los votantes en lugar de hacer bandera de la apertura, la solidaridad y la tolerancia. Un disgusto aun mayor si se tiene en cuenta que el padre de Klaver es de origen marroquí y su madre neerlando-indonesia. 

Al margen de las peculiaridades y salvando las distancias, su éxito se asemeja al de otros líderes ecologistas, como el presidente austríaco Alexander van der Bellen, quien derrotó a la ultraderecha en la segunda ronda de las presidenciales el pasado año. En la Eurocámara llamó a los jóvenes a frenar a los populistas: «Sois los que construiréis Europa y nosotros, los mayores, os necesitamos». Klaver ha tomado su testigo. Su programa ha tocado la fibra sensible de un electorado de izquierdas desesperado por dejar atrás a la desorientada socialdemocracia.