Escocia enturbia la estrategia de May sobre el «brexit» con otro referendo

rita álvarez tudela LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

DANIEL LEAL-OLIVAS | afp

Los nacionalistas pretenden que la consulta se celebre a partir del otoño del 2018

14 mar 2017 . Actualizado a las 07:47 h.

Sin previo aviso y en una maniobra que va a suponer la muerte política de una de las dos, la primera ministra escocesa, la independentista Nicola Sturgeon, enturbió ayer toda la estrategia para activar el brexit de Theresa May al anunciar que pretende convocar un segundo referendo para separarse del Reino Unido entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019, un período que coincidirá de pleno con el proceso de negociación de la salida británica de la UE, cuando las opciones para Escocia «estén más claras que ahora».

Tras amagar muchas veces con hacerlo y posiblemente forzada por el ala dura de su partido, finalmente Sturgeon confirmó ayer que pedirá permiso al Parlamento escocés el próximo martes para poder celebrar la consulta, un trámite previsto en la sección 30 de la Ley de Escocia. Alegará que el plebiscito es necesario para proteger los intereses escoceses tras la votación del Reino Unido para abandonar el bloque común. La dirigente nacionalista arrojó así un jarro de agua fría sobre la calculada agenda de May para activar el brexit.

La sucesora de Cameron había conseguido neutralizar hasta ahora todos los frentes que le fueron saliendo al paso en relación con la salida de Europa. Muy especialmente, doblegó a la oposición laborista y mantuvo bajo control a los siempre críticos euroescépticos, como el ex líder del UKIP Nigel Farage y su actual ministro de Exteriores Boris Johnson. Pero la convocatoria del temido referendo hace saltar por los aires su estrategia y vuelve a poner al país al borde de una crisis constitucional.

May fió el objetivo de embridar a los nacionalistas a «trabajar de cerca» con las administraciones descentralizadas, una visión que no comparte y que no aceptó Sturgeon. Para la escocesa, Londres no ha «movido ni siquiera una pulgada en la búsqueda del compromiso y del acuerdo». Como consecuencia, el Gobierno escocés se mantiene firme en proponer que Escocia siga siendo miembro del mercado único, incluso si el resto del Reino Unido decide retirarse.

May reprendió a Sturgeon porque, a su juicio, su plan crea «incertidumbre y división» e insistió en que la mayoría de los escoceses no quieren otra votación sobre el asunto. «La visión que ha dado el SNP es profundamente lamentable», explicó la conservadora apuntando a que el Ejecutivo escocés debe centrarse en la prestación de un buen gobierno y servicios públicos para el pueblo de Escocia. «La política no es un juego», dijo May a los políticos en Edimburgo.

Los votantes escoceses rechazaron la independencia por un 55% frente a un 45% en el referendo en septiembre de 2014. Sin embargo, el hecho de que Escocia votase por el 62 % frente al 38 % a favor del remain, mientras que el conjunto del Reino Unido lo hizo por dejar el bloque común en un 52 % frente al 48 %, da muchas esperanzas a Sturgeon para conseguir la victoria en esta nueva consulta.

La maniobra de los escoceses se vio acompañada por la del Sinn Féin norirlandés. La nueva líder del partido, Michelle O'Neill, defendió ayer la «urgencia» de la celebración de un referendo para la reunificación de Irlanda ante la inminencia de la puesta en marcha del proceso de salida de Reino Unido.

Los europeos, otra vez sin derechos

La ofensiva de Sturgeon hizo pasar a segundo plano el debate en los Comunes para votar dos enmiendas de los Lores al breve proyecto de ley que autoriza a May a iniciar el «brexit». Como era previsible, los diputados (elegidos) las rechazaron poniendo fin al pimpón entre las dos cámaras. Y la Cámara de los Lores dio finalmente su aprobación final al «brexit» sin las enmiendas. Como consecuencia, los derechos de los europeos siguen sin ser reconocidos en la ley. May quiere reservarse el reconocimiento como baza en la negociación con las autoridades comunitarias.

Cameron garantizó que la victoria del no aseguraba la permanencia dentro de la UE

Expertos en sondeos mencionados por Colpisa creen que los más recientes no confirman la tesis de May, según la cual «la mayoría de los escoceses no quieren un segundo referendo». El motivo es que los partidarios de la independencia se dividen sobre el momento adecuado para celebrar la consulta. Pero, cuando se suma a los que lo quieren en tal o cual fecha, la oposición al plebiscito en sí mismo no es tan victoriosa.

El consenso entre los analistas de la política escocesa es que May corre el riesgo de fomentar los agravios si se opone a dar su venia a la consulta, que es una competencia de Londres. Los partidarios de la unión argumentaron en 2014 que la victoria del no a la independencia garantizaba la permanencia de Escocia en la UE. Pero una parte de ellos, los conservadores en el Gobierno, sacan ahora a Escocia de la Unión Europea.

Otro argumento aireado por el entorno de Theresa May para oponerse a la consulta es que, a diferencia de lo que ocurrió en 2011, el Partido Nacionalista Escocés de Sturgeon (SNP) no ganó en las autonómicas de 2016 con la promesa de celebrar un referendo. El ex primer ministro, David Cameron, alegó entonces que no podía desoír el mandato electoral. Pero el SNP prometió el año pasado en su programa electoral una nueva consulta, si era visible la voluntad ciudadana de celebrarlo o se daba «un cambio significativo y material en las circunstancias» de 2014.

Posponer la fecha

El brexit ha causado ese cambio Lo beneficioso para Theresa May sería posponer la fecha de la consulta. Ese argumento dice que el no tendría mejores opciones cuando la salida de Europa se haya consumado y los escoceses vean nítidamente el enorme entuerto de permanecer en la UE y ser independientes de Reino Unido. Sturgeon dijo que la verdadera libertad de elección debe darse cuando se conozcan los términos y antes de la consumación de la marcha.

Los votantes escoceses rechazaron la independencia en un 55% a 45% en el referendo en septiembre de 2014. Sin embargo, el hecho de que Escocia votase por el 62% frente al 38% a favor del remain, mientras que el conjunto del Reino Unido lo hizo por dejar el bloque común en un 52% frente al 48%, da muchas esperanzas a Sturgeon para conseguir la victoria en esta nueva consulta.

España dice que tendrá que ponerse a la cola en Europa

El ministro de Exteriores español, Alfonso Dastis, aclaró ayer desde Perú lo que no quiso explicar su presidente en la última cumbre de la UE a preguntas de un periodista de la BBC. El Gobierno, declaró, prefiere que Escocia no se independice pero, si finalmente se va, dejará automáticamente de pertenecer a la Unión Europea y si quiere acceder al club comunitario, tendrá que «ponerse a la cola» e iniciar el procedimiento de adhesión tal y como está reglado, como cualquier otro país candidato.

Según Dastis, «España apoya la integridad del Reino Unido y no alienta secesiones ni divisiones en ninguno de los estados miembros. Preferimos que las cosas sigan como están», afirmó en respuesta a la decisión de la primera ministra escocesa, Nicole Sturgeon, de pedir autorización para convocar un nuevo referendo de independencia. «Si de mutuo acuerdo y con arreglo al régimen constitucional Escocia acabara siendo independiente, nuestra tesis es que quedarse en la UE no se puede quedar. Tendría que ponerse a la cola, cumplir requisitos, celebrar las consabidas negociaciones y el resultado sería el que esas negociaciones dieran lugar», expuso.

Aunque el ministro no se ha referido a Cataluña, las aspiraciones de Escocia se analizan con lupa desde los sectores independentistas, que mirarían a Escocia como ejemplo al seguir si la UE le facilitase un reingreso rápido.

La Comisión Europea no ha querido hacer valoraciones sobre el anuncio de Sturgeon, pero un portavoz ha recordado que la doctrina que aplica Bruselas es la de que, si un territorio se separa de un país miembro, queda automáticamente fuera de la UE y tiene que comenzar un procedimiento de adhesión, como cualquier otro país tercero.