Polonia se planta y encabeza el no a la UE de varias velocidades

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

STEPHANIE LECOCQ | EFE

Pese a ello, los socios empiezan a aceptar esta visión para la Europa del futuro

11 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La cuenta atrás ha comenzado. Faltan quince días para que los líderes de la UE acudan a Roma para celebrar el sexagésimo aniversario de la firma de los tratados europeos. Una cita donde habrá poco por lo que brindar y mucho que arreglar. Como aperitivo, el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, propuso un libro blanco con cinco escenarios posibles para la UE del futuro, cinco vías que fueron debatidas ayer en Bruselas por los 27, ya sin Reino Unido. El escenario es tremendamente complejo. El bloque está atomizado por el interés de unos y otros de viajar a distintas velocidades, esto es, de aceptar una mayor o menor integración europea. 

¿Quiénes quieren mayor integración? 

El grupo de Versalles (Alemania, Francia, Italia y España) y el Benelux (Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo). Alrededor de ellos orbitan otros socios como Portugal o Irlanda que también verían con buenos ojos seguir reforzando la cooperación en ámbitos como la unión económica y monetaria, la política fiscal, la defensa o la política migratoria y de asilo. Hay que matizar que no todos coinciden en la vía más adecuada para hacerlo. Así como Italia y España prefieren caminar a 27 hacia una mayor convergencia, Alemania defiende que se permita a cada país avanzar al ritmo que desee y en las áreas que considere oportunas. El esquema no es nuevo. Ya existe la cooperación reforzada en áreas como el euro (solo 19 países lo comparten) o el espacio de libre circulación Schengen (26 países).  

¿Quién se opone? 

Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia). La voz cantante la lleva Varsovia. La primera ministra polaca, Beata Szydlo, dejó claro ayer que se plantará ante la idea de una Europa a distintos niveles de integración. «Nunca estaremos de acuerdo con las discusiones sobre varias velocidades. Necesitamos igualdad de oportunidades. Mismas reglas de juego», aseguró antes de recordar que no aceptará «clubes de élite» dentro de la UE. Los cuatro de Visegrado temen quedar excluidos y perder poder de influencia por el avance de los otros socios. También exigen la repatriación de competencias de Bruselas a las capitales.  

¿Cómo puede afectar a la cohesión del club?

Aunque las principales potencias han conseguido afianzar su visión deberán convencer a Visegrado para que no obstruya. «Prefiero dos velocidades que ninguna», manifestó el primer ministro luxemburgués Xavier Bettel. «El objetivo no es crear países de segunda», añadió el belga Charles Michel. Angela Merkel recordó que la cooperación reforzada ya existe en áreas como el euro o Schengen. «No es un método de exclusión sino de organizar el progreso de aquellos que quieren hacer más», afirmó Juncker, quien negó que el planteamiento suponga «nuevo telón de acero» en Europa tras la salida del Reino Unido.  El debate no ha hecho más que empezar. Versalles tomó la delantera, pero el Benelux no quiere quedarse rezagado y ya anunció que invitará al bloque báltico (Estonia, Letonia y Lituania) y Visegrado a discutir en Holanda.

Bruselas espera que el Reino Unido active el botón de salida la semana que viene

OLIVIER HOSLET | EFE

Todavía no se han ido de la UE, pero el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, ya los echa de menos. «No me gusta el brexit porque me agradaría poder estar en el mismo barco que los británicos. Llegará el día en el que vuelvan a entrar, eso espero», declaró al término de la reunión que mantuvieron los 27 ya sin Reino Unido. 

El Consejo Europeo manifestó su deseo de que la primera ministra británica, Theresa May, de el pistoletazo de salida de su país de la UE esta misma semana tras ocho largos meses de espera. La canciller Angela Merkel puso fecha a la cumbre posterior a la activación del artículo 50: el 6 de abril. Para ello, Londres deberá apretar el botón de eyección esta misma semana. El presidente del Consejo, Donald Tusk, asegura que la UE está preparada para arrancar las negociaciones dos días después de iniciar la cuenta atrás para el divorcio. 

Los preparativos están listos aunque nadie sabe qué deparará la batalla. Los Gobiernos han intentado hacer cálculos aproximados de la factura. «Desconocemos el impacto. Por ahora estudiamos distintos escenarios aunque es evidente que el brexit no es bueno para los intereses de la UE», aseguró el presidente español, Mariano Rajoy, quien no se mostró especialmente preocupado por el recorte del crecimiento al que apuntan algunos informes. Rajoy opta por asirse a la bandera del optimismo y augura que España seguirá creciendo al mismo ritmo los próximos tres años.

A pesar de la aparente tranquilidad, los ojos del Ejecutivo están puestos en varias carteras. Para empezar la de presupuestos. La salida del Reino Unido puede desatar una guerra entre los 27, obligados a cubrir el agujero británico en los fondos europeos. «Pasará lo de siempre. Los países siempre quieren aportar lo menos posible y recibir el máximo posible», admitió Rajoy, quien no quiso dar detalles sobre la estrategia negociadora de España. No se sabe qué pasará con los trabajadores españoles afincados en Reino Unido, qué futuro le depara a las docenas de buques españoles con pabellón británico o qué relación comercial mantendrán ambos países. «Podría ser incluso mejor un acuerdo de libre comercio», deslizó.

Y, ¿qué postura adoptará España sobre Escocia? ¿Apoyará una eventual escisión de Reino Unido y posterior entrada en la UE? Eso quiso saber ayer el periodista de la BBC, Nick Eardley. El escocés trató de formular estas preguntas en inglés a Rajoy, quien le interrumpió y le despachó en directo con un «bueno, no, hombre...» ante la perspectiva de no entender nada. Las caras de perplejidad en la sala no pesaron sobre el presidente que continuó con la ronda de preguntas. «Para ser justos, mi español tampoco es muy bueno», aseguró luego Eardley en Twitter, tratando de zanjar la polémica. En la rueda de prensa, Rajoy confirmó que España presentará la candidatura de Barcelona para sede de la Agencia Europea del Medicamento.