Asesina a un niño de 9 años por miedo a quedarse sin Internet

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

SASCHA STEINBACH | EFE

El crimen de un adicto a los videojuegos conmociona a Alemania

11 mar 2017 . Actualizado a las 09:50 h.

Solo un caso como el de Marcel H. es capaz de robarle protagonismo a la actual amenaza terrorista en Alemania. «Hemos visto cosas deplorables, pero esto nos llega al alma», aseguró ayer el responsable de homicidios de Bochum, Klaus-Peter Lipphaus, sobre el joven de 19 años adicto a los videojuegos que fue detenido el día anterior y es sospechoso de haber asesinado «a sangre fría» a su vecino, un niño de 9 años, así como a un conocido de 22, en la localidad de Herne, situada en plena cuenca del Ruhr, en el oeste del país.

«Soy el que buscan, por favor, llamen a la policía», dijo Marcel H. al entrar el jueves por la tarde en un restaurante de comida rápida, donde poco después se entregó sin oponer resistencia a las autoridades, que llevaban buscándole desde hacía tres días. Una vez en comisaría realizó una descripción pormenorizada de sus crímenes que se prolongó durante horas y, tras la cual, los agentes lo describen como una persona fría, sin emociones e inteligente.

Igual de insólito parece ser su móvil. Según el fiscal de Bochum, Danyal Mailbaum, Marcel H. actuó por el mero «deseo de matar», por la frustración que le generó en el 2016 haber sido rechazado en el Ejército para formarse como soldado, y sobre todo, por el temor de quedarse sin Internet después de haberse mudado. «La imposibilidad de poder seguir jugando con el ordenador le llevó a pensar en suicidarse», relató Lipphaus.

Tras fracasar en dos intentos, el lunes por la noche decidió acabar con la vida de alguien y llamó a la puerta de su vecino. El pequeño Jaden, al que conocía desde hacía tiempo, recibió 52 puñaladas en el trastero de la casa común. A continuación, Marcel H. sacó unas fotos al cadáver con su teléfono móvil y envió algunas por wasap, junto a mensajes de voz. Luego huyó a un bosque cercano, donde se refugió durante un tiempo, consciente del operativo a gran escala puesto en marcha para dar con su paradero.

Hasta que acudió al domicilio de su segunda víctima, un conocido que vivía solo y accedió a acogerlo unos días. Gracias a un anuncio en Facebook, el hombre lo identificó como el infanticida y amenazó con denunciarlo a la policía. Un acto por el que recibió 68 cuchilladas, a juzgar por la autopsia. Marcel H. convivió dos días con el cadáver en la vivienda, a la que prendió fuego para borrar sus huellas antes de entregarse.