Los socialdemócratas alemanes ultiman su viraje a la izquierda

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

FRISO GENTSCH | afp

El nuevo hombre fuerte del partido, Martin  Schulz, promete acabar con los contratos laborales breves

22 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras su rival, la CDU-CSU de Angela Merkel, protagoniza un indiscutible giro a la derecha, presionada por los ultras de AfD, que han capitalizado el rechazo de la población a la llegada de refugiados al país, el nuevo hombre fuerte del SPD, Martin Schulz, propone justamente todo lo contrario. Dejando en evidencia sus dotes de estratega y sus ganas de conquistar a toda costa la cancillería en las elecciones generales del 24 de septiembre, el candidato socialdemócrata ha iniciado la campaña con grandes promesas: prolongar los subsidios de desempleo a los mayores, garantizar las jubilaciones y poner fin a los contratos laborales breves.

Un viraje a la izquierda que entierra el catálogo de reformas económicas liberales que aprobó el Gobierno rojiverde del excanciller socialista Gerhard Schröder en el 2003. La denominada Agenda 2010, que en unos años hizo que Alemania pasara de ser la enferma de Europa a la locomotora, pero que a la vez trajo el empleo precario al país. «Nosotros también cometimos errores. Lo importante es corregirlos», defendió Schulz, consciente de que si quiere ganar los comicios debe cerrar la herida que abrió en el seno del SPD aquel controvertido decálogo, que le costó a Schröder las elecciones del 2005, escindió al partido en dos, y gestó la crisis de identidad responsable de que hasta hace unas semanas la formación no superara el 20 % de intención de voto.

Resurrección demoscópica

El bautizado como «efecto Schulz» ha catapultado al SPD, que según una encuesta publicaba el domingo se sitúa, con el 33 %, por delante de los conservadores de Merkel, con el 32 %. Un fenómeno inédito que se debe a que el expresidente del Parlamento Europeo es ajeno a la gran coalición de gobierno y considerado como el rostro del cambio en un país que lo pide a gritos. Cuando asumió el reto de suceder al impopular Sigmar Gabriel a finales de enero, Schulz ya adelantó que lucharía hasta el final por recuperar a los tradicionales votantes socialdemócratas, así como por captar a los indecisos de todos los partidos con el lenguaje y los temas que preocupan al ciudadano medio.

Y en eso consiste precisamente su primera ofensiva electoral, que ha sido bien recibida por La Izquierda y los sindicatos, aunque muy criticada por la derecha, los empresarios y hasta los institutos económicos, que aseguran que parte de cifras equivocadas con lo que ni es factible ni ayudará a resolver los problemas de fondo. La Asociación de la Patronal Alemana (BDA) advirtió ayer de que prolongar el desempleo solo disminuiría la motivación para asumir puestos de trabajo derivando en un aumento del paro, que ahora está en mínimos históricos. El ministro de Finanzas, el cristianodemócrata Wolfgang Schäuble, acusó a Schulz de ceder «a la demagogia» con sus promesas de ruptura irreales. Incluso el diario económico Handelsblatt se burló de él, calificándolo como el «Robin Hood del SPD».