Juncker avisa a los británicos de que el «brexit» les saldrá «muy caro»

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

EMMANUEL DUNAND

Bruselas no cree que sea posible normalizar las relaciones con Londres a corto plazo

22 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No habrá marcha atrás. Bruselas aguarda inquieta a que la primera ministra británica, Theresa May, abra la puerta de la Unión Europea y cierre con llave al salir. Han pasado nueve meses y los 27 Estados miembro siguen esperando a que Londres active el botón del pánico, el famoso artículo 50 del Tratado de Lisboa.

Mientras May trata de ganar tiempo antes de iniciar la cuenta atrás, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha decidido salir de su extenso letargo y mutismo para recordar a los británicos que hagan lo que hagan, el brexit no les saldrá a cuenta: «Deben saber, y ya lo saben, que [la salida] no será a coste reducido o a coste cero. La factura será muy cara», exclamó ayer durante su comparecencia ante el parlamento federal belga. 

Bruselas no quiere revelar sus cuentas, guardadas con celo en los cuarteles de la Comisión, pero los expertos creen que el recibo podría alcanzar los 60.000 millones de euros. Una auténtica pesadilla financiera solo comparable al temor que despiertan las negociaciones en torno a la futura relación que mantendrán el Reino Unido y la UE. La expulsión de los británicos del mercado único forzará a ambas partes a diseñar desde cero sus nuevos vínculos. El luxemburgués no confía en recuperar la normalidad a corto plazo. Cree que llevará «años». Lo que está claro es que la nueva fórmula para cerrar el divorcio deberá fijarse como mucho en 730 días, así consta en los Tratados.

Sin ensañamiento

La UE no tiene intención de ensañarse con Londres: «No debemos negociar con el corazón lleno de hostilidades sino sabiendo que el continente le debe mucho al Reino Unido (...) Ver partir a un país que es un verdadero actor europeo me entristece», reconoció Juncker antes de advertir de que las buenas intenciones de Bruselas no son una invitación a abusar e intoxicar el proceso para sacar más beneficio. «No podemos ser ingenuos», advirtió el conservador, quien tiene claro que la única forma de que la UE sobreviva a las «difíciles» negociaciones del brexit es cerrando filas y poniendo por delante los intereses europeos.  

Sobre la mesa hay varios dosieres complicados. ¿Qué va a pasar con los trabajadores británicos y europeos desplazados? ¿Quién va a cubrir la brecha presupuestaria del Reino Unido en los nuevos presupuestos europeos que están por negociar? ¿Habrá excepciones a la libre circulación para mantener una puerta trasera abierta al mercado único de la UE? ¿Cómo afectará el brexit a los proyectos europeos en marcha? «Las cosas se irán aclarando cuando sepamos al detalle qué ofrece Londres», aseguran fuentes comunitarias quienes descartan un acuerdo a la carta sin respetar las cuatro libertades de circulación (bienes, servicios, capitales y personas).

Los mensajes que lanza Bruselas, lejos de rebajar tensiones en la antesala de las negociaciones, generan suspicacias al otro lado del canal de la Mancha. Los británicos «se ven a sí mismos como víctimas de una conspiración continental. Castigados por su éxito económico», sostiene el exasesor de Tony Blair, Roger Liddle.