Holanda da un giro a la derecha para poner coto al eurófobo Geert Wilders

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JOHN THYS | AFP

El líder xenófobo abre la campaña con la promesa de expulsar a la «escoria marroquí»

19 feb 2017 . Actualizado a las 01:07 h.

Los holandeses acuden el 15 de marzo a las urnas para elegir la nueva Tweede Kamer. Los comicios pondrán el broche a una campaña electoral tremendamente tóxica cuya recta final comenzó oficialmente ayer con el líder del xenófobo Partido de La Libertad (PVV), Geert Wilders, colocado en la primera posición de los sondeos. La UE tiene los ojos puestos en la cita, primera prueba de fuego a la que se someterá el proyecto europeo este año, después del zarpazo del brexit y la victoria de Donald Trump. El triunfo de los eurófobos puede ser la antesala de otro escenario más peligroso: la victoria de Le Pen en las presidenciales francesas en abril. A pesar de las llamadas del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, a no imitar el mensaje populista, los candidatos han girado sus discursos hacia la derecha tratando así de neutralizar los avances del PVV. Consciente de ello, Wilders se ha radicalizado aún más. Dio ayer el pistoletazo de salida a su carrera electoral en la ciudad portuaria de Rotterdam, y lo hizo con las promesas de expulsar «a la escoria marroquí» y «recuperar Holanda para los holandeses». 

¿Quién lleva la batuta en campaña?

Wilders con un mensaje eficaz: «Holanda primero». El «Trump holandés» que aboga por cerrar mezquitas, «hacer limpieza» y prohibir el Corán se apunta los tantos de cada ofensiva de la oposición. Los ataques a su retórica antiinmigración no han dado resultados así que los principales partidos han emprendido un giro hacia la derecha para tratar de recuperar el apoyo perdido. El primer ministro, el liberal Mark Rutte, invitó recientemente a los inmigrantes a abandonar el país si no les gustaban «los valores holandeses». «Actúa normal o vete», les espetó. Incluso los verdes del Groen Link han adoptado como suya la bandera «anti élites» que blanden las formaciones eurófobas en la UE. Ni la campaña de difamaciones emprendida por Wilders contra sus oponentes ni los cargos judiciales que pesan sobre él por incitar al odio le han restado apoyos. 

¿Tiene Wilders opciones de gobernar?

Si las tiene, son ínfimas. Los sondeos vaticinan que su partido conseguirá entre 25 y 31 escaños, insuficientes para gobernar en solitario. La mayoría está en los 76 y nadie quiere formar coalición con él. «Eso no va a pasar», garantizó Rutte, quien sí estrechó la mano de Wilders en el 2010. El candidato que prometió convocar un referendo de permanencia en la UE lo tiene difícil, pero sus adversarios también. Los liberales liderados por Rutte se quedarían como segunda fuerza en los 23 escaños. A partir de ahí se abre un abanico de hasta 12 partidos que pueden conseguir representación parlamentaria. Un auténtico rompecabezas que obligará al liberal a formar una alianza de hasta 5 y 6 partidos. El declive de las formaciones tradicionales y la balcanización de la política es notoria. Socialdemócratas, liberales y conservadores han pasado de concentrar el 89% de los escaños (1986) al 42%  en el 2017. 

¿Dónde están los socialdemócratas?

Ni están ni se les espera. Si se cumplen los pronósticos, el mayor batacazo se lo llevará la formación del ministro de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem. El PvdA podría retroceder hasta la sexta posición con tan solo once escaños, lo que confirmaría el estado de crisis profunda en el que se encuentra la familia socialdemócrata europea, severamente castigada por alinearse con los conservadores. 

¿Por qué el recuento de los votos será manual?

«Hay evidencias de que los rusos podrían tener interés en el proceso electoral», explicó el ministro holandés del Interior, Ronald Plasterk, al explicar la decisión. Los expertos en ciberespionaje y los servicios de inteligencia creen que el sistema alberga desde el 2012 «vulnerabilidades» que podrían ser explotadas por los espías rusos. Los mismos que ya irrumpieron en la campaña estadounidense para hundir a la candidata demócrata, Hillary Clinton.