La prensa alerta de su desprecio a la verdad por especular con un supuesto fraude electoral

A. REY NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

NICHOLAS KAMM | Afp

Donald Trump recuperó su teoría electoral según la cual «millones de ilegales» votaron en los comicios

26 ene 2017 . Actualizado a las 08:05 h.

Un día más, Donald Trump logró imponer su agenda a golpe de tuit, anunciando una «gran investigación» sobre el fraude electoral, que supuestamente provocó que Hillary Clinton le ganase en voto popular, por más de 3,5 millones de votos. La investigación se centrará en estados donde Trump perdió, como «Nueva York o California», tal y como confirmó el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer. La medida causó un enorme desagrado en su partido, en los demócratas y en los medios, que lo acusaron de promover «un total desprecio a la verdad».

Sin nada que respalde esta grave acusación, el presidente recuperó su teoría electoral según la cual «millones de ilegales» (se refiere a inmigrantes indocumentados, gente presuntamente empadronada en varios estados o que vota con nombres de personas muertas) votaron en los comicios. «Que el presidente y su portavoz difundan una mentira de esta magnitud carece de precedentes», advirtieron los expertos del prestigioso organismo Brennan Center for Justice.

Sentido común

Y es que para muchos no solo los datos están en su contra, también el sentido común. «Estaríamos hablando de una red de corrupción masiva, a todos los niveles», afirmaron varios analistas. Mientras, el malestar se repartía en el Partido Republicano: «El fraude electoral es una ficción, no es verdad», protestó el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConell. «No tengo evidencia alguna», dijo desmarcándose de las tesis presidenciales Paul Ryan, líder de la Cámara de Representantes.

El Comité Nacional Demócrata emitió un comunicado burlándose del anuncio: «No puede olvidarse de su fantasía de fraude porque quiere tapar el verdadero crimen: los esfuerzos rusos para ayudarle a ganar».

La falta de pruebas para sustentar tal afirmación exacerba su ya tensa relación con los medios, que, indignados, decidían relegar a un segundo plano las mentiras del presidente: «El desprecio de Trump por la verdad amenaza su capacidad para gobernar», alertó The Washington Post. Hasta la conservadora Fox aconsejó a Trump «centrarse en la economía y dejarse de cálculos de público y voto ilegal».

Pese a la guerra abierta con la prensa, la «dieta mediática» del presidente es la propia de un gran consumidor de información. Después de despertarse (a las 6 de la mañana), lee tres periódicos: The New York Times, The New York Post y ahora también The Washington Post. Además, Trump pasa buena parte del tiempo viendo la televisión. A pesar de su uso frenético de Twitter, no lee prensa en Internet y solo utiliza el teléfono para llamadas, mensajes y redes sociales. Ahora, por cierto, lo hace con un nuevo dispositivo de alta seguridad proporcionado por la NSA. «Es el sistema más seguro del mundo», presumió altivo el republicano.