Una batalla abierta contra la prensa y amenaza de vetos

A. R.

INTERNACIONAL

ALEX WROBLEWSKI | Reuters

Sube la tensión en las horas previas a la investidura de Donald Trump con advertencias del presidente electo a los medios críticos

19 ene 2017 . Actualizado a las 08:07 h.

Antes de su investidura, creemos que es conveniente aclarar cómo vemos la relación entre su administración y la prensa de EE.UU.». Así comienza una carta que los periodistas que cubren la Casa Blanca han dirigido a Donald Trump. Sin ocultar un ápice de su aversión, la misiva afea al presidente electo su oscurantismo y pide respeto a un «trabajo ratificado desde sus orígenes». Los periodistas muestran además su indignación por la posibilidad de reubicación de la habitual sala de prensa en la Casa Blanca, algo que en las últimas horas Trump ha descartado, aunque confirmando futuros vetos: «Tendremos que elegir quiénes podrán estar en la sala», dijo alegando cuestiones de espacio. 

Antes de grabar su primer discurso semanal como presidente, Trump no cesó en su enfrentamiento: «A mi no me gusta tuitear, pero es la única forma que tengo para corregir a la prensa deshonesta»

Recuerdo de la era Nixon

Su animadversión recuerda a épocas pasadas, cuando la transparencia brilló por su ausencia. Fue el caso de la Administración Nixon: «Ya no tendréis a Dick Nixon para patearle», espetó a los periodistas cuando perdió el Gobierno de California y años antes de que el escándalo Watergate le costase la presidencia de EE.UU.

Pero a pesar de su desconfianza, Nixon nunca se refirió en público a la prensa como «basura, asquerosos, mentirosos o «repugnantes». Tampoco cargó contra periodistas concretos, como en cambio Trump sí lo hizo en su última rueda de prensa contra Jim Acosta, periodista de CNN, o durante toda la campaña contra Katy Tur, reportera de NBC, y Jorge Ramos, presentador de Univisión.

Lejos de suavizarse, su acoso ha ido en aumento y el magnate se consolida como el presidente que más amenazas ha dirigido a los medios de comunicación en la historia de la democracia estadounidense.

Y es que a Trump no le gusta ser cuestionado. O estás con él o estás en su contra. Una filosofía que permite pronosticar una era de confrontación, que además, ya se ha dejado sentir en las audiencias de ratificación en el Senado, a las que sus nominados continúan sometiéndose.

«¡Esta es una audiencia pública, no pueden echarme!», gritó ayer una mujer entre dos decenas de manifestantes disfrazados de indios americanos y contrarios a que Trump elija a Scott Pruitt, un escéptico del cambio climático, para liderar la Agencia de Protección Ambiental.