Rusia repliega parte de sus tropas en Siria tras cumplir sus objetivos

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

SANA HANDOUT | EFE

Putin ha conseguido que Alepo esté en manos de Al Asad y que los rebeldes se encuentren en franco retroceso

07 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras quince meses de intervención rusa en Siria, el presidente Vladimir Putin ha ido cumplido con sus objetivos: los rebeldes -moderados y islamistas- están en franco retroceso, Alepo ya está en manos de Bachar al Asad y dentro de unas semanas se abren negociaciones de paz bajo la égida del Kremlin y con EE.UU. relegado, al menos hasta la llegada de Donald Trump. En esa misión le acompaña un socio inesperado, Turquía, un miembro de la OTAN cada vez más alejado de Europa y Estados Unidos.

Con los objetivos cumplidos, Rusia comenzó a replegar ayer parte de su contingente militar en el país de Oriente Medio, una semana después de la entrada en vigor de un alto el fuego endeble, pero que sigue resistiendo. El jefe del Estado Mayor de Rusia, el general Valeri Guerasimov, anunció que la reducción se inicia con la partida de la zona de conflicto del grupo aeronaval del portaviones Almirante Kuznetsov, desplegado en el Mediterráneo Oriental desde mediados de noviembre. Ese buque insignia de la Armada rusa y el crucero nuclear Pedro el Grande iniciaron ayer la travesía de regreso a su base en el puerto de Severomorsk (mar de Barents).

El pasado marzo, Putin ya anunció la retirada del grueso de sus fuerzas, pero con el aumento de los combates dio marcha atrás y volvió a reforzar su presencia. La entrada de Rusia, el 30 de septiembre del 2015, dio un vuelco a la devenir de la guerra cuando el Ejército de Al Asad estaba en franca retirada. Gracias a los cazas y artillería rusa y el apoyo en tierra de las milicias chiíes iraníes de los Guardianes de la Revolución y los libaneses Hezbolá, el régimen de Damasco controla gran parte de Siria.

Pero Rusia ha llegado para quedarse en Siria y hace meses que anunció que mantendrá su base naval de Tartús y la aérea de Latakia, cuya seguridad está garantizada con los baterías de misiles antiaéreos S-300 y S-400.

Con la tregua de finales de diciembre, los combates han disminuido en la mayoría de los frentes, a excepción del enclave rebelde Wadi Barada, de donde procede el agua que abastece a Damasco. Los aviones sirios lanzaron ayer al menos diez barriles de explosivos, según recoge AFP del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La ONU denunció como «crimen de guerra» la privación de agua potable infligida a los 5,5 millones de habitantes de la capital y su periferia.