Anuncian una batalla en las calles por la política ambiental de Trump

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

JOHN TAGGART | Efe

Scott Pruitt, un fiscal negacionista, dirigirá la Agencia de Protección Ambiental

09 dic 2016 . Actualizado a las 00:35 h.

Resulta cuando menos paradójico que el fiscal general que más ha luchado en los tribunales para tumbar las leyes ambientales aprobadas en los Estados Unidos sea ahora el encargado de dirigir la agencia que se encarga de velar por su cumplimiento. Es contradictorio menos para Donald Trump, que ha elegido al fiscal general republicano de Oklahoma, Scott Pruitt, un declarado negacionista del cambio climático y defensor de la industria petrolera y del carbón, como nuevo director de la Agencia de Protección Ambiental, la muy respetada y estricta EPA.

Es algo así como poner al zorro a defender las gallinas, según denunciaron ayer las principales organizaciones ambientalistas del país, que anunciaron una dura batalla para hacer frente a las políticas de Trump. El nombramiento encierra una doble carga de profundidad. Por un lado anuncia una rebaja en las acciones de protección ambiental, que no supondrán un límite para la actividad de las empresas, y por otro confirma las peores sospechas surgidas tras la elección del empresario como presidente del país: Estados Unidos, salvo milagro, abandonará el Acuerdo de París para combatir el cambio climático, que había suscrito la actual Administración Obama.

Trump había jugado al engaño en los últimos días. Si la elección de Pruitt era lo previsible, por un momento hizo dudar de sus verdaderas intenciones con un tono más moderado de su discurso negacionista, acompañado con acciones como la larga entrevista que mantuvo con el exvicepresidente demócrata Al Gore, ganador del premio Nobel de la Paz por su lucha contra el calentamiento global. Incluso, en una entrevista en The New York Times, reconoció que existía una «cierta conexión» entre la actividad humana y el cambio climático. En este cambio se intuían los consejos de su hija Ivanka, más proclive que su padre a la defensa medioambiental. Pero no, Trump siempre escondió en la manga la carta de Pruitt y ahora ha desvelado el juego. 

«Científicos en desacuerdo»

El fiscal general de Oklahoma, en cambio, nunca ocultó sus cartas. Fue tajante a la hora de oponerse por todos los medios a las leyes ambientales que impedían a la industria contaminar a sus anchas, a la vez que negaba la vinculación de la actividad humana con el cambio climático. «Los científicos continúan en desacuerdo sobre el grado y extensión del calentamiento del planeta y su relación con el ser humano. Ese debate debe fomentarse», dijo, en un intento de crear confusión, porque la realidad es que entre los científicos no existe tal división. El 97 % están de acuerdo con esa relación.

Pero Trump y Pruitt no lo tendrán fácil para aplicar las nuevas políticas. «Se toparán con una maraña de gente organizada que los combatirán en los tribunales, en el Congreso y en las calles», anunció Michael Brune, de la asociación ecologista Sierra Club, con 2,4 millones de afiliados.