La teoría del trampolín

Colpisa

INTERNACIONAL

GEORGE OURFALIAN | afp

La conquista de Alepo acaba con el sueño que tuvieron los opositores de convertir la ciudad en su capital alternativa a Damasco

08 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La madre de todas las batallas estalló el 20 de julio de 2012 y parece que está en su recta final después de las dos últimas semanas de ofensiva. Dos tercios del territorio conquistado por el entonces Ejército Sirio Libre (ESL) en el este de la que era capital económica del país han vuelto a manos del Gobierno, que gracias al apoyo diplomático y militar de Rusia e Irán, está cada día más cerca de recuperar Alepo. La victoria es triple porque supone un paso adelante para Bachar Al Asad y, al mismo tiempo, eleva el papel de Rusia como gran potencia en Siria, por encima de EE.UU. La tercera consecuencia es la confirmación de Teherán como un socio más fiable que las monarquías del Golfo, que han invertido una fortuna en armar a cualquier grupo que hiciera frente al gigante chií, sin importar su ideología.

En una entrevista al diario ruso Komsomólskaya Pravda, Al Asad adelantó que la conquista de Alepo «va a ser el trampolín para liberar otras áreas de los terroristas». El régimen busca las ventajas políticas y estratégicas que le ofrece esta victoria que acaba con el sueño que tuvieron los opositores de convertir Alepo en su capital alternativa a Damasco. Desde el inicio de la revuelta, se eligió Alepo para crear una especie de Bengasi sirio. La entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, se refirió a esta posibilidad tras la división de la ciudad y pidió «trabajar codo con codo con la oposición porque cada vez tiene más territorio bajo control», lo que ayudaría a organizar mejor la lucha contra el régimen. Lo mismo opinaba Erdogan, que pedía un día sí y otro también la declaración de «zona de exclusión aérea» sobre Alepo y abrió su frontera para convertir Turquía en la retaguardia de la oposición. Clinton se equivocó y Erdogan ha cambiado de estrategia para blindarse de los kurdos y del Estado Islámico. El eje formado por Damasco, Moscú y Teherán gana la batalla de Alepo, pero la guerra no terminó.