Valls se postula para relevar a Hollande

alexandra F. coego PARIS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

BERTRAND GUAY | afp

El político de origen español presenta la dimisión como primer ministro para tener libertad como candidato a la presidencia de la República

06 dic 2016 . Actualizado a las 08:47 h.

François Hollande anunció el pasado jueves que no participaría en las primarias de la izquierda y, tras su declaración, la cuestión de la candidatura de Manuel Valls no fue si se produciría o no, sino cuándo. El primer ministro despejó las dudas ayer, durante una conferencia en la que se proclamó candidato a los comicios de enero del 2017. Lo dijo ante los habitantes de Evry, la ciudad de la que fue alcalde durante 11 años, en el mismo salón en el que se casó con la violinista Anne Gravoin, presente entre el auditorio.

El político de origen español no se anduvo con rodeos. «Sí, soy candidato a la presidencia de la República», admitió nada más empezar a hablar. «Tengo una fuerza en mí, esta voluntad de servir a mi país más allá de las palabras. Es una convicción total: quiero darlo todo por la Francia que tanto me ha dado», afirmó. Seguidamente, anunció la dimisión de sus funciones a partir de hoy, poniendo punto final a las especulaciones sobre su futuro en el Elíseo. Si bien la Constitución francesa no requiere el abandono del puesto para ser candidato, Valls dijo querer «plena libertad, ofrecer a los franceses un cambio» y «cinco años más a la izquierda».

El discurso, una oda a la izquierda y los valores galos, comenzó con un feroz ataque a las propuestas de François Fillon, el pretendiente de la derecha a la presidencia. «Quiero luchar contra la derecha, su candidato, su programa», afirmó con severidad. «Con sus viejas recetas de los años 80, nos presenta como un avance lo que es un retraso social generalizado», acusó. Consciente de que la fragmentación de la izquierda podría poner en duda sus pretensiones, Valls martilleó un mensaje de unidad. «Hoy tengo una responsabilidad: reunir», reiteró. «La izquierda es grande y bella cuando habla a todos los franceses, cuando reúne, cuando su destino se confunde con el de Francia». 

El ahora ex primer ministro también se vio obligado a comentar el nefasto destino que los sondeos auguran a los socialistas. «Me dicen que la izquierda no tiene ninguna oportunidad, pero nada está escrito; que no se unirá jamás, que la extrema derecha está calificada por decreto, que Fillon ya es el próximo presidente de la República, pero nada está escrito; nuestras vidas valen más que los pronósticos», manifestó, envalentonado por el patriotismo y la idealización.

A pesar de no revelar aún su programa electoral, Valls ya dio pistas sobre sus prioridades, que incluyen la lucha contra el desempleo, la descentralización gubernamental, la bajada progresiva de impuestos a las clases media y popular, la educación y el fomento de una economía verde. Proclamó su fe en una Francia independiente, inflexible sobre sus valores, frente a la China de Xi Jinping, la Rusia de Vladimir Putin, los Estados Unidos de Donald Trump y la Turquía de Erdogan, y también llamó a «refundar el proyecto europeo, que no está lo bastante cercano a los pueblos.

Tras el anuncio de su candidatura, las críticas no se hicieron esperar, especialmente sobre su capacidad para unir la izquierda y su desentendimiento del «insostenible» balance del mandato socialista, «del que fue responsable», según varios miembros del Partido de Izquierda.

Un «blairista» que se inició en el socialismo dando guerra a Mitterrand

Manuel Carlos Valls Galfetti nació el 13 de agosto de 1962 en Barcelona, durante unas vacaciones de sus padres, afincados en Francia. Hijo del pintor catalán Xavier Valls y de madre suiza, se unió al Partido Socialista francés (PSF) cuando contaba solo 17 años. Entonces militaba por la deuxième gauche, la segunda izquierda, que rechazaba las líneas políticas de Mitterrand y abogaba por el antiimperialismo y el anticolonialismo.

En 1986 fue elegido en el consejo regional de Isla de Francia y dos años más tarde ascendió a la cabeza del PSF de la comuna Argenteuil-Bezons. Sus primeros pasos en el palacio de Matignon, sede del Gobierno galo, llegaron en 1997, cuando fue nombrado responsable de comunicaciones y medios del primer ministro. En el 2001 fue elegido alcalde de la ciudad de Evry, que se convirtió  en su «ciudad de corazón» tras 11 años en el ayuntamiento.

En las primarias del 2008, Valls apoyó a Ségolène Royal, que fue derrotada por François Hollande en la segunda vuelta. Él mismo tentó su suerte en las primarias del 2011 con su movimiento «La izquierda necesita optimismo». Sin embargo, fue eliminado en la primera vuelta, tras recoger tan solo un 6 % de los votos. La noche de su derrota hizo público su apoyo a François Hollande, que finalmente se convirtió en el nuevo inquilino del Elíseo.

Fue nombrado ministro del Interior y dos años después jefe del Gobierno, en un intento de recuperar terreno a la derecha y la extrema derecha.

La derecha de la izquierda

Pese a sus comienzos revolucionarios, Valls representa hoy el ala más a la derecha de la izquierda. Se define a sí mismo como «blairista» y «clintoniano» y defiende la «reconciliación» de la izquierda con el liberalismo económico. Con su candidatura a las presidenciales anunciada oficialmente, el ex primer ministro busca ahora unir la izquierda en un bloque que le asegure el paso a la segunda vuelta. En cuanto a las primarias, los sondeos le auguran una segunda vuelta apretada frente a Jean-Luc Mélenchon, uno de los candidatos más a la izquierda.