La banca queda contra las cuerdas

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

J.P. Gandul | efe

Los mercados ya esperaban el revés de Renzi y apenas se dejaron influir por el resultado

06 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El revés para Matteo Renzi tras el referendo del domingo era algo que los mercados financieros descontaban desde hace días. Las bolsas europeas se decantaron por las ganancias, salvo Milán, que se dejó apenas dos décimas. Una minucia teniendo en cuenta la inestabilidad política en la que se sume el país. En España el Ibex -muy dado al contagio de lo que suceda en los países del sur- logró rebotar un 0,6 %, con la prima de riesgo estable, igual que la italiana; esta apenas repuntó cinco puntos, hasta los 171, que aun siendo el pico más alto del año es perfectamente manejable. Hay que tener en cuenta que el BCE, mientras, sigue haciendo su trabajo subterráneo de compra de bonos (muchos de ellos italianos), sosteniendo el mercado.

Los inversores parecían descontar lo que iba a pasar el domingo. Pero ello no puede ocultar que sumir en la incertidumbre política a la tercera economía de la zona euro no es algo que tranquilice, por más que Italia haya cambiado de primer ministro (seis en lo que va de siglo) con relativa frecuencia. Y los primeros que lo van a notar, coincidían ayer todos los analistas, son los bancos de ese país. En Italia conviven hasta 700 entidades financieras de todo pelaje, con unos niveles de morosidad ciertamente preocupantes y un modelo de negocio alejado de los estándares de gobernanza y solvencia que pide el BCE.

La reestructuración financiera en Italia era una de las grandes tareas del equipo de Renzi, pero ahora tendrá que posponerse hasta la constitución de un nuevo Gobierno tras unas inevitables elecciones. La pregunta que ayer se hacía el mercado es si el sistema financiero de ese país puede aguantar hasta que entre un nuevo primer ministro. Sobre todo -el nombre se repetía en todos los análisis- el Monte Paschi, una entidad sistémica en Italia que contaba con que antes de fin de año se le ejecutara un rescate con 5.000 millones de euros, algo que ahora queda en el limbo. Y eso puede provocar una cascada en el resto de un sector muy castigado por los impagos -se calculan 350.000 millones de euros de morosidad-, y aflorar necesidades de capital en un momento delicado para el país.

Esto podría contagiarse al resto de la economía italiana, necesitada también de reformas estructurales de calado con las que combatir, de entrada, su elevado endeudamiento público -es el tercer país con el mayor volumen de pasivo del mundo, 2,2 billones de euros, el doble que España- y la rigidez de sus celebradas multinacionales.