Austria derrota a la ultraderecha

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

ROLAND SCHLAGER | Afp

El ecologista Van der Bellen se impone al xenófobo Hofer en la repetición de las elecciones

05 dic 2016 . Actualizado a las 07:44 h.

Tras los sustos que se llevó con el brexit y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, el Viejo Continente respira aliviado después de que el progresista Alexander van der Bellen consiguiera dar la vuelta a los sondeos y se proclamara vencedor en la segunda ronda de las elecciones presidenciales austríacas por un 53,3 %, según los datos a pie de urna que prevén un margen de error del 0,4 %. Pese a que los resultados definitivos no se conocerán hasta que finalice hoy el recuento del voto por correo, la remontada se perfila imposible para el xenófobo Norbert Hofer, del Partido de la Libertad (FPÖ), que debía conformarse ayer con el 46,7%. Austria se libra así de ser el primer país de la Unión Europea con un jefe de Estado de extrema derecha.

«Todos somos austríacos, no importa lo que hayamos decidido en las urnas», aseguraba Hofer, al tiempo que felicitaba a Van der Bellen por su clara victoria. Más beligerante se mostró el resto de la formación. El jefe del FPÖ, Heinz-Christian Strache, denunció «una campaña masiva» en contra de su candidato, aunque aseguró que no impugnará los resultados como hizo en mayo, lo que llevó al Tribunal Constitucional a ordenar la repetición de los comicios. «No puede ser que un 46 o 47 % de la población esté relacionada con el régimen criminal [de los nazis]. Esto tiene que acabar», se defendía Strache de las acusaciones que pesan sobre el FPÖ, cuyo primer líder fue un oficial de las SS. 

Elevada participación

«El sistema ha logrado una última vez frenar el cambio», sostenía el secretario general, Herbert Kickl. Un argumento equivocado según los analistas, que explican el inesperado triunfo de Van der Bellen desde la elevada participación, que con un 74,1 % superó la del pasado 22 de mayo. Además, durante el último debate televisivo del pasado jueves, Hofer tachó de «mentiroso» a su rival hasta en 24 ocasiones. Una actitud nada diplomática que seguramente haya echado para atrás a los indecisos. Pero lo que le ha costado al populista la elección ha sido su postura antieuropea, en la que muchos ya anticipaban un referendo sobre la permanencia de Austria en la UE.

La posibilidad de un öxit no ha sentado bien en el país alpino, cuya maltrecha economía depende del turismo y las exportaciones. Ello ha jugado a favor del ecologista, que ha sumado puntos en casi todos los distritos electorales, tras haberse impuesto solo por 31.000 votos hace seis meses. También en las zonas rurales, donde más cala el mensaje antiinmigración de Hofer. «Se puede ganar con un mensaje proeuropeo», se limitó a decir Van der Bellen, que jurará el cargo el 26 de enero desde el palacio de Viena.

La victoria de Hofer habría provocado en Austria una crisis sin precedentes y la celebración de elecciones anticipadas, en un momento en el que el FPÖ lidera las encuestas con el 35 % de intención de voto. El canciller, Christian Kern, afirmaba ayer que «es un día excelente para Austria». Pero las reacciones desde el extranjero tampoco se hicieron esperar. «Toda Europa se ha quitado un peso de encima», reconocía el líder socialdemócrata alemán Sigmar Gabriel, que al igual que sus dos socios de la gran coalición felicitó a Alexander van der Bellen.

Del otro lado, los populistas europeos como Frauke Petry, jefa de AfD, o Geert Wilder, del Partido para la Libertad de Holanda, confesaban estar desolados. «Las próximas elecciones parlamentarias serán del FPÖ», escribió en Twitter la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen. Pese a no conquistar la presidencia, la ultraderecha austríaca obtuvo el mejor resultado de su historia y se perfila como favorita de cara a las generales del 2018 en un país que está tan polarizado como harto del bipartidismo.

Europeísta hasta la médula

Ni las 50 semanas de intensa campaña electoral ni las amenazas de muerte recibidas por parte de grupos neonazis han podido con él. A sus 72 años, Alexander van der Bellen, candidato independiente pero respaldado y financiado por Los Verdes, no ha cedido a la presión y pasará a la historia como un héroe, tras haber frenado el auge de la ultraderecha austríaca, al menos por el momento.

De talante pragmático y tranquilo, es hijo de una estonia y un ruso que en 1917 huyeron de la revolución bolchevique y fueron a parar al Tirol. Allí nació y vivió hasta los 33 años, cuando decidió mudarse a Viena para iniciar su carrera académica, a la que puso broche de oro cuando lo nombraron decano de la Facultad de Económicas. Padre de dos hijos y recién casado en segundas nupcias, Van der Bellen siempre ha estado bien valorado por su honestidad. Pero su mensaje nunca ha llegado fácilmente al ciudadano. Y es que el intelectual, que no dio el salto a la política hasta los 50, argumenta y debate con un estilo poco directo.

El que fue líder de Los Verdes durante 11 años jamás ha montado en bicicleta, se ha declarado amante de los coches potentes y hasta fumador empedernido. Cualidades que no encajan con el prototipo ecologista y que no obstante jamás le han restado apoyos entre el electorado urbano, cultivado y en su mayoría femenino.

Europeísta acérrimo, Van der Bellen se perfila como el político ideal para ocupar un cargo de prestigio en el país.