Merkel tiembla por su vecino

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

LISI NIESNER | EFE

Austria puede convertirse hoy en el primer país de la UE con un presidente perteneciente a un partido fundado por un SS

04 dic 2016 . Actualizado a las 09:19 h.

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar. Un refrán del que seguro se acordaron ayer los principales líderes europeos, que tienen la mirada puesta en las elecciones presidenciales más importantes y polarizadas de la historia de Austria. El pequeño país alpino, de fuerte tradición democrática y gobernado desde 1945 por socialdemócratas o democristianos, amenaza con convertirse hoy en el primero de la UE con un jefe de Estado de extrema derecha. Más de 600 periodistas de todo el mundo se han acreditado para la segunda ronda de unos comicios que generan tanta expectación como incertidumbre. Especialmente en Francia y Alemania, que tienen citas con las urnas en 2017 y donde el auge imparable de la ultraderecha, apeada por el voto de rechazo a la llegada de refugiados, es un hecho consumado.

Angela Merkel lleva meses en estado de alerta. La canciller alemana observa con espanto cómo el pueblo austríaco está a punto de desenterrar el capítulo más oscuro de su historia, al dar su apoyo al xenófobo Norbert Hofer, candidato del FPÖ, un partido fundado por nazis y cuyo primer líder fue un antiguo oficial de las SS. Pero además, la relación con su vecino ha empeorado considerablemente tras el viraje de Viena en política migratoria, que se materializó con el cierre de la ruta de los Balcanes, la imposición de un tope máximo de llegadas anuales y el endurecimiento del derecho de asilo. Un decálogo de medidas que ha colocado a la dama de hierro entre la espada y la pared frente a su socio más conservador de la gran coalición de gobierno, la CSU, que lleva un año presionándola para que siga el ejemplo austríaco y ponga fin a su política de puertas abiertas.

El propio Hofer echaba más leña al fuego hace unos días. «Al decir podemos lograrlo, [Merkel] alentó a mucha gente a embarcarse en una peligrosa travesía por el mar», declaró el que se define como social-patriótico y crítico férreo de la globalización, el Islam, la inmigración y la Unión Europea. Su programa ha calado en buena parte de la ciudadanía, después de que el país, de apenas 8,5 millones de habitantes, haya acogido a más de 120.000 refugiados desde 2015. Es más, el FPÖ se sitúa ya como el primer partido austríaco, con un 35% de intención de voto en las encuestas. Y Hofer, ingeniero aeronáutico de 45 años, parte con ligera ventaja sobre su contrincante, Alexander Van der Bellen. El profesor de Economía y candidato ecologista, de 72 años, se impuso por apenas 31.000 papeletas el pasado 23 de mayo.

Sin embargo, la ultraderecha impugnó los resultados y, dos meses más tarde, el Tribunal Constitucional demostró que hubo fallos de procedimiento con el voto por correo y ordenó repetir la segunda ronda de los comicios. Tras 50 semanas de intensa campaña electoral, 6,4 millones de austríacos decidirán hoy quién será el sucesor de Heinz Fischer en la presidencia. Pese a que se trata de un cargo con funciones exclusivamente representativas, la victoria de Hofer tiene una importancia simbólica indiscutible: asestaría el golpe de gracia a la desgastada coalición de gobierno, que probablemente se vería obligada a adelantar las elecciones generales previstas para el 2018. Está en juego el futuro de Austria. Pero también el del continente, que ha depositado todas sus esperanzas en Van der Bellen.