Valls baraja dimitir como primer ministro para ser candidato al Elíseo

Alexandra F. Coego PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

VINCENT KESSLER | Reuters

No quiere apresurarse para no parecer desleal con François Hollande

03 dic 2016 . Actualizado a las 10:00 h.

Tras la renuncia del presidente François Hollande a optar a su reelección, todas las miradas se han puesto sobre el primer ministro Manuel Valls. Desde hace semanas el político de origen español dejó entrever sus intenciones de presentarse a las primarias socialistas si Hollande no daba el paso. Un escenario que hasta el miércoles ni se atrevería a soñar, ya que el jefe de Estado mantuvo su optimismo hasta el final; especialmente tras la inesperada victoria de François Fillon. Desde la polémica publicación del libro de confidencias Un presidente no debería decir eso..., Valls ocultó cada vez menos sus ambiciones presidenciales, convencido de que el inquilino del Elíseo llevaría al fracaso de la izquierda frente a la ultraderecha y el conservadurismo de Fillon.

En la Constitución francesa no está precisado que es necesario dimitir para presentarse a candidato, pero la historia de la Quinta República es testigo que a los primeros ministros en funciones no les ha ido bien en las primarias. Una vez el presidente se desmarcó de la carrera por el palacio del Elíseo, los analistas políticos se lanzaron inmediatamente a profetizar una rápida dimisión de Valls, para seguidamente presentarse candidato. Según fuentes de su entorno, piensa en dimitir para tener las manos libres en su campaña electoral.

No obstante, el primer ministro se tomará su tiempo para no parecer apresurado o, peor, insensible. El político nacido en Barcelona -se nacionalizó francés a los 20 años- ha insistido hasta el final en su lealtad hacia el presidente. «Quiero transmitirle a François Hollande mi emoción, mi respeto, mi lealtad y mi afección», declaró el jueves en su comparecencia, en la que no dejó de subrayar la dificultad de la decisión de Hollande. «Por supuesto, la vía está abierta para Valls, pero cada cosa en su momento», explicó a Le Monde un representante vallista. «Nada sería peor que no respetar una especie de plazo de decencia», agregó.

Si bien Valls se ha librado de su más duro rival, su camino no está despejado. En la línea de salida ya están Arnaud Montebourg, exministro de Economía y por ahora el único candidato oficial, junto con otros ocho. Ante las expectativas de una izquierda dividida, su victoria el próximo enero no está asegurada, sobre todo ante la cada vez mayor fragmentación de la izquierda.

El primer ministro ya lo había augurado en febrero, cuando teorizó una posible división del Partido Socialista en dos grupos irreconciliables. En un mitin ante sus electores, lanzó que «el problema no es organizar una primarias en las que iría de Mélenchon a Macron», el primero en el ala más izquierdista de los socialistas y el segundo más próximo del centro-derecha. «A veces, hay posiciones irreconciliables en la izquierda y hay que asumirlas», zanjó. Hoy, Emmanuel Macron se presenta a la presidencia independientemente con su movimiento En Marcha y el puesto en ala derecha de los socialistas queda vacante. Valls, jefe de un gobierno que en ocasiones ha virado a la derecha, podría representar muy pronto una de las izquierdas irreconciliables. 

¿La calma antes de la tormenta?

En la agenda de ayer del primer ministro no hubo cambios. Tal como estaba previsto, se desplazó a Nancy junto con las ministras Najat Vallaud-Belkacem, de Educación, y Marisol Touraine, de Sanidad. Una cohorte peculiar, ya que sus dos acompañantes también han lanzado mensajes ambiguos sobre si se presentarían o no a las primarias. El cambio sustancial esta semana es la anulación de la intervención de Valls en el mitin de hoy de la Bella Alianza Popular, la coalición que agrupa el Partido Socialista francés (PSF), la Unión de Demócratas y Ecologistas y el Partido Ecologista. El primer secretario del PSF, Jean-Christophe Cambadélis, lo anunció ayer en un comunicado. «Hemos convenido que sería más conforme al objetivo de la convención nacional de la Bella Alianza popular contra la derecha y François Fillon, que Valls no tome la palabra este sábado». Fuentes internas aventuran incluso que la asistencia del primer ministro no está asegurada.