Trump confía el Pentágono al general retirado «Perro Furioso» Mattis

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JIM HOLLANDER | Efe

Es el primer militar de carrera que ocupará la Secretaría de Defensa desde 1950

03 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«No se lo digan a nadie pero vamos a nombrar a Mad Dog (Perro Rabioso) Mattis, como secretario de Defensa», anunció Donald Trump desde lo alto del escenario del US Bank Arena, en Cincinnati, primera parada de su gira de la victoria. Le calificó como «un verdadero general de generales», asegurando después que era «lo más parecido al general George Patton», uno de los militares más condecorados de la Segunda Guerra Mundial.

El presidente electo sigue construyendo un equipo fiel a su estilo poco convencional. Al elegir a Mattis, opta por un «caballo de guerra», un duro y sagaz combatiente, pero con poco tacto diplomático y retórica incendiaria. Al igual que el magnate, Mattis va directo al grano y más de una vez se ha ganado críticas por sus concisas declaraciones. No es casual su apodo de Perro Rabioso. Pero tiene otro alias: Monje Guerrero, que le viene por su afición a la lectura (como deja ver los 7.000 libros que llenan su biblioteca) y en reconocimiento a su plena dedicación al servicio militar. Un compromiso que sus marines certifican cuando relatan cómo Mattis acampaba con ellos en el campo de batalla, en lugar de optar por la seguridad de un cuartel.

A sus 66 años, este general de cuatro estrellas acumula una trayectoria militar que comenzó a los 18. Dirigió sus primeras tropas en combate durante la operación Tormenta del Desierto en Irak, pero fueron los atentados del 11-S, los que le llevarían a lo más alto de su carrera. Fue uno de los primeros en pisar Afganistán, como comandante de los marines. De allí dio el salto a Irak para participar en la caída de Sadam Huseín. Fue reconocido por la toma de Faluya, una de las más sangrientas de la guerra.

En el 2010 alcanzó la cúspide de su carrera al ser nombrado por Barack Obama jefe del Mando Central, encargado de las operaciones en Oriente Medio. Sin embargo, fue bajo este cargo cuando empezó a criticar las decisiones de la Administración Obama sobre la lucha antiterrorista. Mattis tampoco ocultó su oposición al acuerdo nuclear con Irán, una de las políticas que le unen a Trump, así como su simpatía por Israel y la mano dura contra el Estado Islámico. En cambio, se opone a unir lazos con Rusia o a torturar a los detenidos, al contrario de Trump. «Con un paquete de cigarrillos y un par de cervezas se consigue más que con la tortura», dijo una vez.

Precedentes

Mattis será el primer militar de carrera en ocupar el cargo de secretario de Defensa desde 1950, cuando Harry Truman nombro al general George Marshall (que dio nombre al Plan Marshall), y el segundo general en ocupar un cargo en la Administración Trump (el primero fue Michael Flynn, como asesor de Seguridad Nacional). Para concretar el nombramiento de Mattis, se necesitaría un acuerdo especial del Congreso, ya que el jefe del Pentágono solo puede ser nombrado siete años después de que un oficial cuelgue el uniforme. Su elección genera una situación inusual en un país con tradición de que un civil controle los militares.

Cómo «The Walking Dead» ayudó a la victoria de Trump

La llegada a la Casa Blanca de Donald Trump es una demostración de cómo el showman consiguió acabar para siempre con el método tradicional de hacer campaña. Uno de los personajes más inquietantes de la historia política de EE.UU., el yerno del magnate, Jared Kushner, ha sido el que ha desvelado la poco ortodoxa estrategia que les llevó a la victoria, en la que, sorprendentemente, los zombis The Walking Dead jugaron un papel importante.

Según contó el marido de Ivanka a la revista Forbes, en uno de los viajes a bordo de su Boeing 757, Trump le pidió que dirigiese la gestión de la campaña en las redes sociales. Sus conocimientos y contactos fueron fundamentales: «Llamé a algunos de mis amigos de Silicon Valley, algunos de los mejores vendedores digitales del mundo y les pregunté cómo hacerlo», reveló Jared. Primero se centró en Facebook y Twitter, donde se investigó la adaptación de mensajes y la manipulación de los sentimientos, luego dio el saltó a la televisión.

Pero en toda esa estrategia era fundamental identificar a los potenciales votantes. Para ello, Kushner constituyó un equipo de trabajo al estilo de las start-ups de Silicon Valley, que recopiló datos de populares series y shows de televisión. Utilizó la maquinaria de datos del Comité Nacional Republicano y contrató a empresas como Cambridge Analytics para mapear universos de votantes y cuáles eran sus preocupaciones. Es aquí donde entran los zombies. Utilizando herramientas como Deep Root (plataforma de gestión de datos), fueron capaces de relacionar populares series con bloques específicos de electores, y determinar, por ejemplo, que a los espectadores de The Walking Dead les preocupaba la inmigración y eran favorables a construir un muro. O que a los de la serie de investigación criminal NCIS se oponían a la reforma sanitaria de Obama.

Así bombardeó los intermedios de esas serie con publicidad de la campaña de Trump. Consiguieron así que los mensajes llegasen a oídos de la audiencia proclive a aceptarlos en lugar de disparar anuncios sin más. Kushner desplegó además un ejército de voluntarios para llamar a las puertas y hacer miles de llamadas telefónicas en estados. Fue la estocada final.