Santos y Timochenko escenifican la paz

H. E. BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

JAIME SALDARRIAGA | Reuters

El segundo intento de desarmar a las FARC arrancó ayer con la firma del nuevo documento y su traslado al Congreso para refrendarlo la próxima semana, a lo que se oponen los uribistas

25 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta vez, dicen, es la definitiva. El presidente colombiano Juan Manuel Santos y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias Timochenko, estrecharon ayer sus manos por segunda vez en menos de dos meses. Bajo el saludo estaba el nuevo acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla, tras el rechazo popular del anterior pacto en el plebiscito de octubre. «Los ciudadanos se expresaron. Dijeron ‘queremos la paz. Pero queremos un nuevo acuerdo’. Durante más de 40 días escuchamos a los colombianos. Sus preocupaciones y también sus voces de aliento para perseverar y no perder este impulso, estando tan cerca la meta», destacó Santos.

Los protagonistas cambiaron la majestuosidad del centro de convenciones de Cartagena, donde firmaron el primer pacto ante cientos de personas y la mayoría de jefes de Estado de Iberoamérica, incluido el rey Juan Carlos, por una ceremonia casi íntima en el Teatro Colón de Bogotá.

«Enriquecimos y modificamos el acuerdo teniendo en cuenta las inquietudes, propuestas y aclaraciones hechas por movimientos, partidos políticos y sectores de opinión», señaló Timochenko.

El Gobierno dice haber tenido en cuenta hasta 500 propuestas de los sectores que rechazaron el anterior acuerdo, liderados por los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, por el exprocurador Alejandro Ordóñez y por algunos sectores cristianos.

Para los líderes opositores esas modificaciones siguen sin ser suficientes. Reclaman que no se considere el delito de narcotráfico como conexo al delito político, que no se incluya el acuerdo en el bloque de constitucionalidad colombiano y, sobre todo y ante todo, que los guerrilleros condenados no puedan hacer política. Critican, además, no haber sido incluidos en las negociaciones: «El país dijo paz sí, pero sin impunidad. Aquí continuamos con impunidad total», dijo ayer Uribe.

El nuevo pacto con las FARC fue enviado al Congreso apenas unos minutos después de su firma. Santos está decidido a refrendar el acuerdo a través de un proceso parlamentario rápido -la próxima semana- tras el fracaso del anterior plebiscito. El debate comenzará el miércoles. «Este procedimiento se adoptó por la urgencia de la paz. Había comenzado a desmoronarse el alto el fuego por la incertidumbre. No podíamos dilatar un minuto más la implementación», apuntó Santos. Se refiere a la escalada de tensión en el país por el asesinato de líderes sociales -han muerto 70 en lo que va de año- y a la muerte de dos guerrilleros en un operativo militar.

La oposición se opone frontalmente a la aprobación parlamentaria del pacto, donde la coalición por la paz liderada por Santos tiene mayoría: «la refrendación en el parlamento tiene problemas políticos y jurídicos» dijo Uribe. Desechó la posibilidad de introducir cambios en el Congreso: «El gobierno no lo permitirá, las FARC no lo permitirán y no tenemos mayorías para eso», expresó.

Propone la recogida de firmas para realizar un referendo sobre los puntos clave del acuerdo. Otros miembros de su partido han propuesto incluso revocar el Congreso. Están decididos a ejercer la desobediencia civil activa contra el acuerdo. Parece difícil que puedan conseguir sus objetivos de manera inmediata, pero están dispuestos a plantar batalla.

El líder de las FARC, sabedor de las dificultades, fue incluso más allá y destacó la importancia que tendría «un gobierno de transición cuyo propósito básico sea el cumplimiento cabal de los acuerdos de La Habana», reclamó.

Los ciudadanos repiten la división que muestran sus representantes políticos

Colombia sigue dividida en dos, entre quienes apoyan el segundo acuerdo de paz alcanzado con las FARC y quienes lo rechazan. «El camino para la refrendación en el Congreso es el que se debió llevar a cabo desde un principio para que se cumplan los acuerdos. Espero que se acabe la guerra», señalaba Pablo Gil, un doctor de 30 años a favor del acuerdo. Decenas de personas saludaron la firma desde la plaza Bolívar de Bogotá. En contra continúa la mayoría de sectores del no. «Santos está dando un golpe de Estado a la voluntad democrática de los ciudadanos», señaló a través de las redes sociales Óscar Iván Zuloaga, precandidato presidencial del Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe. Se espera la respuesta en la calle de quienes se oponen al pacto.