Merkel abre la batalla por la reelección con un alegato contra los populismos

Patricia Baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

JOHN MACDOUGALL | AFP

La canciller critica a Donald Trump por retirarse del acuerdo comercial transpacífico

24 nov 2016 . Actualizado a las 07:48 h.

Tal y como reconoció la propia Angela Merkel, la campaña para las elecciones del 2017 será la más complicada desde la reunificación alemana. Por eso, solo dos días después de anunciar que luchará por un cuarto mandato, la dama de hierro ya se ha puesto manos a la obra, consciente de que su estrategia evasiva ha dejado de surtirle efecto para frenar a la xenófoba AfD, la nueva bestia negra del tablero político alemán, que en un año podría convertirse en la tercera o incluso la segunda fuerza más votada de un país que aún no ha cerrado del todo las heridas del nazismo.

«Debemos decirles a los alemanes que nunca les ha ido mejor que ahora», subrayó ayer la canciller, al tiempo que recordaba la buena salud económica de la que goza la locomotora europea y advirtiendo a sus compatriotas de no sucumbir al populismo, que ofrece soluciones fáciles a problemas globales y complicados explotando la desinformación.

Durante su primera comparecencia pública tras confirmar su candidatura, que tuvo lugar en el Bundestag con motivo del debate presupuestario, Merkel hizo mención al auge de «los extremismos políticos en las democracias occidentales» en general, refiriéndose al voto de los británicos para aprobar la salida del Reino Unido de la Unión Europea y, sobre todo, a la victoria de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos. Aunque dijo comprender el miedo de los ciudadanos ante el nuevo orden mundial, la jefa de la gran coalición apostó por responder a los retos de manera conjunta y abierta, desde los valores liberales de la justicia social y la economía de mercado, en lugar de encerrarse, como hacen sus vecinos al otro lado del charco. Así, mostró su descontento por la decisión de Trump de retirarse del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP). «No sé a quién beneficiará. Solo sé una cosa: seguirá habiendo acuerdos comerciales y no cumplirán los estándares de este», argumentó la mandataria.

Merkel, que urgió a la Unión Europea a combatir la falta de credibilidad y acelerar la toma de decisiones, también aseguró que actualmente no es posible separar la política interior de la exterior. La líder cristianodemócrata trabaja ya en un programa electoral centrado en el derecho de asilo, para evitar que vuelvan a llegar 890.000 refugiados al país, como ocurrió en 2015, y conseguir así que la población se sienta más segura dentro de las fronteras alemanas. De ahí que insista en seguir colaborando con el Ejecutivo turco, con el que la UE firmó en marzo un controvertido pacto migratorio para reducir el flujo de llegadas al continente, pese a la deriva autocrática del presidente Recep Tayyip Erdogan.

«No hay nada que justifique las restricciones a la prensa o las miles de detenciones realizadas por Ankara, pero los canales de comunicación deben permanecer abiertos», defendió Merkel, mientras la oposición le echa en cara haberse aliado con un dictador.

París y Berlín acusan a Putin y Al Asad de lanzar una guerra total en Siria ante el vacío de poder en EE. UU.

Francia y Alemania están de acuerdo en que la incertidumbre política en EE.UU. está alentado al régimen de Bachar al Asad y sus aliados, Rusia e Irán, a llevar a cabo una estrategia de «guerra total», en palabras del ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault. Su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, también advirtió a Moscú y Teherán de la tentación de aprovechar la «carta militar» ante el actual «vacío» en Washington, durante el pleno del Bundestag. Poco después en el mismo estrado, Angela Merkel volvió a lamentar que «Rusia apoye este régimen», tras denunciar que los bombardeos de los hospitales en Alepo «se debe perseguir penalmente».

Ayralut afirmó que es «urgente reaccionar» y convocó una reunión sobre el conflicto a principios de diciembre en París, en la que citó como invitados a EE.UU., el Reino Unido, Alemania, Arabia Saudí o Turquía, pero no a Rusia ni a Irán.

Los diplomáticos europeos llevan días denunciando que Al Asad se ve alentado por la promesa de Trump de estrechar relaciones con Rusia aunque, si se juzga por sus últimas declaraciones, esta guerra no está entre las prioridades del presidente electo. El martes se limitó a contestar a The New York Times que, sobre Siria, él tenía «una perspectiva diferente de la de todo el mundo» sin aclarar a que se refería. 

El mediador de la ONU, Staffan de Mistura, ya ha expresado su preocupación por la posibilidad de que Damasco y Moscú aceleren la ofensiva para reconquistar el este de Alepo antes de que Trump asuma la presidencia el 20 de enero. En medio del avance de las fuerzas del régimen, un centenar de familias que intentaban huir del este de Alepo fueron obligadas a regresar, según la red de contactos del OSDH.