Europa despide a lo grande a Obama

La Voz REDACCIÓN / AGENCIAS

INTERNACIONAL

BERND VON JUTRCZENKA

Estados Unidos y sus aliados apuestan por mantener las sanciones a Rusia tras criticar la «invasión ilegal» de Ucrania y reclaman un alto el fuego duradero

19 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nostalgia, preocupación y defensa de la alianza trasatlántica a través de la OTAN fueron el eje de la última gran cumbre del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en suelo europeo. En una mesa redonda, sentado frente a Mariano Rajoy y con Angela Merkel, François Hollande, Mateo Renzi y Theresa May a los lados, los países aliados acordaron mantener las sanciones impuestas a Rusia en el 2014 como consecuencia de la «invasión ilegal» de Ucrania y la anexión de la península de Crimea.

Algunos analistas interpretaron el mensaje de la cumbre europea como un aviso al sucesor de Obama. A Donald Trump se le atribuyen intereses comunes con Vladimir Putin y Alemania ve con especial temor un posible cambio de estrategia en Estados Unidos que pueda dar alas a las ansias expansionistas rusas.

Obama quiso lanzar un recado de explícito apoyo a Ucrania y pidió a sus aliados mantener los castigos hasta conseguir un alto el fuego duradero que permita implementar los acuerdos de paz suscritos en Minsk el pasado año merced a la mediación de Alemania y Francia.

Pero no solo la cuestión ucraniana centró el último gran encuentro europeo de Obama. El presidente estadounidense también obtuvo el apoyo de Alemania, Francia, Italia, España y el Reino Unido a la estrategia desplegada en Siria, aunque todos los mandatarios expresaron su preocupación por la situación de los civiles atrapados en Alepo y pactaron reclamar a Rusia e Irán la suspensión de los bombardeos indiscriminados en la zona para poder hacer llegar a los sitiados medicinas y alimentos.

En la mesa de la reunión se abordó además el estado de las operaciones desplegadas para reconquistar Mosul de las manos del Estado Islámico y derrotar al yihadismo. Esa cooperación en el plano militar sirvió para renovar el compromiso en el mantenimiento de las estructuras de cooperación trasatlánticas de todos los asistentes.

En lo que no hubo avances fue sobre las intenciones de Angela Merkel a presentarse a un cuarto mandato como canciller. A pesar de que Obama aseguró que si fuera alemán votaría por ella, Merkel mantuvo el silencio sobre sus planes, aunque fueron muchos los que se atrevieron a visualizar un traspaso de poderes y liderazgo entre el presidente estadounidense y la germana ante la incertidumbre generada por los planes de Donald Trump.

Al menos, todos los asistentes a la cumbre de Berlín pudieron oír de boca de la primera ministra británica, Theresa May, su compromiso de seguir trabajando mano a mano con sus socios continentales tras el brexit.

«La Casa Blanca era una funeraria tras la derrota»

Un velatorio. Esa es la sensación que Barack Obama y sus más cercanos colaboradores tuvieron el día después de la victoria electoral de Donald Trump al ver los rostros de los trabajadores que les rodeaban. «La Casa Blanca parecía una funeraria el día después de la derrota de Hillary Clinton», le cuenta el presidente en funciones de Estados Unidos a un periodista de The New Yorker en una exhaustiva recreación de las horas posteriores a los comicios. 

Obama confiesa que tanto él como su jefe de gabinete se reunieron en pequeños grupos con los empleados para ejercer «casi como psicólogos, animarles a seguir trabajando y reducir la consternación de todos ellos. Este es vuestro primer rodeo y habrá más oportunidades».

La misma terapia tuvo que emplear con sus hijas. «Las sociedades y las culturas son complicadas. La política no son matemáticas. Esto es como la biología y la química. Hablamos de cuerpos vivos», les explicó en el desayuno del miércoles.

Obama confiesa que se puso «cautelosamente nervioso» a cuatro días de las elecciones, que estaba convencido de que Hillary Clinton habría sido una magnífica presidenta para el país, pero que probablemente también fue víctima de un exceso de confianza y de la percepción ciudadana de unos mal entendidos privilegios y abusos de poder. 

«No es el apocalipsis»

Lejos de caer en el abatimiento, Obama asegura al periodista que la victoria de Trump «no es el apocalipsis» y muestra su convencimiento de que Trump «ha conseguido tocar el nervio de los ciudadanos, explotar su rabia y la sensación de agravio y no teníamos un plan alternativo».

El aún presidente evita descalificar a su sucesor -al menos en público, otra cosa es «en privado, con una cerveza y sin grabadora»-, dice de él que «no es un renegado, sino la conclusión lógica de las tácticas y la retórica de los republicanos en los últimos veinte años», lo que cobra especial valor después de unas primarias en las que consiguió ganar a una quincena de rivales que abarcan todos los espectros de la derecha estadounidense.

Además, Barack Obama anuncia en esta entrevista que creará una plataforma con su mujer para trabajar en el rediseño social y destaca la virtud de Donald Trump «de conectar con sus seguidores, capaces de creer en cualquier cosa que él diga o haga, lo que le dará un mayor margen de maniobra para tomar determinadas decisiones».