Militares turcos en misiones de la OTAN piden asilo en sus países de destino

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

FRANCOIS LENOIR | REUTERS

Las solicitudes responden al fallido golpe del Estado del pasado mes de julio

18 nov 2016 . Actualizado a las 23:49 h.

«Algunos oficiales turcos que trabajan en la OTAN han pedido asilo en los países en los que están destinados», confesó ayer el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg. Cuatro meses después del fallido golpe de Estado, la situación en Turquía sigue siendo crítica, especialmente para quienes han sido identificados como opositores del régimen. Militares, periodistas, maestros, funcionarios y líderes políticos y civiles siguen sufriendo la cacería indiscriminada orquestada por su presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan. 

El miedo a estar en una de las listas negras del Gobierno otomano y ser purgados empujó a algunos oficiales del ejército turco a solicitar en plena misión de la OTAN esa protección internacional en los países de destino donde fueron desplegados. Las peticiones de asilo tendrán que ser examinadas por las autoridades nacionales. 

No es la primera vez que se produce este fenómeno. Días después del levantamiento contra el Gobierno de Ankara, algunos militares solicitaron protección en Grecia, sin éxito. Stoltenberg pidió ayer a Erdogan que garantice un juicio justo a los inculpados. «La OTAN se basa en valores nucleares compartidos como la democracia, el Estado de Derecho y las libertades individuales, por lo que espero que los aliados respeten esos valores», recordó el noruego, quien confirmó que acudirá el domingo a Turquía. En los cuarteles de la organización que dirige preocupa el rápido movimiento que está habiendo dentro del personal turco de la Alianza Atlántica para descabezar a algunos de sus miembros. 

Esta nueva revelación también pone en cuestión la obtusa insistencia de la UE en considerar a Turquía un país tercero seguro, requisito indispensable para poder devolver a territorio otomano a los migrantes que atraviesan su frontera hacia el norte de Europa. Las persecuciones arbitrarias y el enjuiciamiento de opositores a los que se trata legalmente de «terroristas» no son «proporcionales» para Bruselas que ha advertido a Ankara en múltiples ocasiones, pero elude tomar cartas en el asunto por temor a que el acuerdo migratorio que mantiene blindado el flanco oriental de la UE se rompa y ocasione otra oleada de refugiados. Este no es el único pilar que se tambalea en la envenenada relación entre la UE y Turquía. La intención de Erdogan de reintroducir la pena de muerte ha levantado ampollas en la UE que alerta del fin de las negociaciones de adhesión si se consuma la amenaza. Algunos países, como Austria, ya han declarado abiertamente su deseo de cerrar las puertas de forma definitiva al vecino otomano.