El asesinato de un líder prorruso reaviva el conflicto en Ucrania

La Voz MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

ALEXANDER ZEMLIANICHENKO / POOL | EFE

Putin, Merkel y Hollande se reúnen hoy para hablar del conflicto

19 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Arseni Pávlov, alias Motorola, uno de los jefes de la milicia separatista de la autoproclamada República Popular de Donetsk, murió reventado el domingo por la noche junto a su guardaespaldas, por una bomba colocada en el ascensor de su vivienda. Pelirrojo, menudo y con una perilla como la de los islamistas chechenos, era uno de los comandantes de las unidades prorrusas más carismáticos y sanguinarios. Las autoridades ucranianas le vinculan con fusilamientos sumarísimos y torturas. Su muerte podría provocar una escalada de violencia con las tropas ucranianas e incitar a Rusia a intensificar su injerencia.

Pese a que, por el momento, no hay ninguna prueba sobre la autoría del atentado, los rebeldes y Moscú dan por hecho que detrás está Kiev. Se basan en el contenido de un vídeo de un grupo ultra ucraniano en el que cuatro individuos enmascarados y provistos de armas de fuego reivindican la acción en medio de parafernalia nazi y aseguran que los siguientes en morir serán los presidentes de Donetsk, Alexánder Zajárchenko, y de Lugansk, Igor Plotnitski. Ambos ya ha sufrido intentos de asesinato y fueron incluso heridos. «La bomba fue colocada encima de la cabina del ascensor. Tenemos información de nuestra red de agentes sobre el envío de comandos para matar a líderes militares y políticos», aseguró el portavoz de los insurgentes, Eduard Basurin.

Zajárchenko, visiblemente afectado, decretó tres días de luto y compareció ante la prensa para jurar venganza. Dijo que Pávlov, de 33 años, era una persona «muy próxima» de su entorno. Nació en Rusia y estaba al frente de una unidad llamada Esparta, involucrada en algunos de los choques más sonados contra el Ejército ucraniano, entre ellos la larga y letal batalla por el control del aeropuerto de Donetsk.

En mayo del año pasado murió también en un atentado el jefe militar más relevante de la vecina Lugansk, Alexéi Mozgovói. Analistas ucranianos creen que podría tratarse de ajustes de cuentas en la lucha por el poder de distintos grupos separatistas o incluso obra de los servicios secretos rusos contra cabecillas rebeldes fuera de control o simplemente para atizar el odio contra Kiev.

El suceso, que eleva la tensión en la zona, llega en la víspera de la cita del presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel, en la que también estarán los jefes de Estado de Ucrania y Francia, Petro Poroshenko y François Hollande. Merkel, que afronta además una crisis interna en su país con los miembros del SPD por la falta de dureza de Alemania hacia la política exterior rusa, intentó rápidamente rebajar las expectativas en torno al encuentro.