Los errores de Donald Trump minimizan las revelaciones de Wikileaks sobre Hillary Clinton

ADRIANA REY NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Drew Angerer | AFP

Los demócratas están en guardia permanente ante la que pueda ser la gran filtración, anunciada como la «sorpresa de octubre»

18 oct 2016 . Actualizado a las 07:40 h.

«Estamos preparándonos. Cuanto más cerca del 8 de noviembre, mayor impacto podría tener una publicación de correspondencia no autorizada. Sabemos que Putin quiere ver en la Casa Blanca a Donald Trump», confesó hace pocos días un alto cargo del Partido Demócrata a los periodistas sobre las amenazas que podían cernirse sobre la carrera electoral estadounidense. «Yo no doy nada por seguro», decía la propia Hillary Clinton.

Así, la campaña demócrata continúa en guardia permanente ante la que pueda ser la gran filtración ya anunciada como la «sorpresa de octubre». El goteo se retomó hace una semana. En las 12.073 páginas publicadas de correos electrónicos de John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton, hay de todo y para todos: «Para los seguidores de Donald Trump, las filtraciones demuestran que Clinton es una corrupta; para los apoyos de Bernie Sanders, los correos son una prueba irrefutable de que la demócrata está en deuda con Wall Street; y para los partidarios de Clinton, los correos evidencian que la ex secretaria de Estado es tan reflexiva e independiente en privado como en público», dicen en público algunos de los principales analistas, sin discutir la relevancia de cada uno de los contenidos. Sin embargo, en esta ocasión y a diferencia de filtraciones pasadas, no hubo terremoto político.

En otras circunstancias, las relaciones de Clinton con Wall Street o los discursos pagados por Goldman Sachs hubiesen sido motivo de análisis durante horas en las tertulias de las mesas de debate más importantes de EE.UU., además de ser el arma perfecta para su rival. En su lugar, el magnate ha acabado siendo víctima de sí mismo, robando los titulares de la prensa de todo el mundo, mientras 13 mujeres salían en cascada denunciando supuestos abusos sexuales por parte del candidato republicano.

El silencio se impuso en las filas demócratas, supieron aprovechar el momento y su candidata se retiró de los mítines con la excusa de la preparación del último debate presidencial de mañana miércoles: «Soy lo último que se interpondría entre usted y el apocalipsis», desveló con ironía Clinton.

Así, la primera consecuencia se ha visto reflejada en la atención mediática y la segunda, en las encuestas que muestran una clara ventaja de Clinton sobre Trump y que en el caso de los hispanos de EE.UU. ha llegado hasta los 50 puntos, según el último sondeo de NBC, The Wall Street Journal y Telemundo.

¿Significa esto que el contenido de las filtraciones (de procedencia rusa según el gobierno estadounidense) no está haciendo daño a Hillary Clinton? No, en ningún caso, pero es probable que teniendo en cuenta el estado de la candidatura republicana, las filtraciones de hoy sean más un problema a largo plazo. «Cada intento que haga Clinton de acercarse a los republicanos será visto con la mayor de las sospechas», dice Anthony Zurcher. Diversos estrategas republicanos dan un paso más y creen que Clinton tiene asegurados los 270 votos en el colegio electoral necesarios para llegar a la Casa Blanca, mientras que Trump «va en camino de un derrumbe total» en las urnas.