El hambre también acecha las cárceles venezolanas

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MIGUEL GUTIÉRREZ

El país tiene uno de los sistemas penitenciarios más hacinados, corruptos y violentos del mundo (hay 300 asesinatos anuales en cárceles)

17 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En Venezuela, que tiene uno de los sistemas penitenciarios más hacinados, corruptos y violentos del mundo (hay 300 asesinatos anuales en cárceles), se está produciendo una terrible novedad: los presos también están muriendo de causas naturales, concretamente, de desnutrición.

Al menos siete reclusos han fallecido de hambre desde abril en los penales venezolanos, señaló Humberto Prado, director de la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones. Entre ellos se cuentan el caso de Lionisio Carrión, quien murió luego de pasar siete meses esposado a una reja en Cumaná, en el este del país. Padecía, según dijo Prado, una enfermedad mental.

El último ha sido el de Pedro Gómez, de 30 años, que falleció la semana pasada por inanición en los calabozos de la Policía Municipal de Chacao, en el municipio más próspero de Caracas. Esta policía está intervenida por el Gobierno de Nicolás Maduro desde hace tres meses, y Gómez llevaba tres en el centro, tras ser detenido por robo, pero sin que se hubiera presentado su caso ante un tribunal. 

Presupuesto en descenso

El presupuesto designado a alimentación de los presos, señaló Prado, se redujo 40 % el año pasado, en un país que tiene una inflación de 20 % mensual. Casi todos los reclusos deben comprar su comida dentro de las cárceles, que cuentan con áreas comerciales. Pero la pobreza no permite a la mayoría abastecerse en ellas. «¿Cuántos presos más deben morir de hambre para que el Gobierno tome cartas en el asunto?», se preguntó Prado, que estuvo preso por robo en la década de los 90 y se graduó de abogado en prisión.

Carlos Nieto, director de otra ONG de protección a los presos, Una Ventana a la Libertad, señala que en el sistema carcelario venezolano el número de presos en calabozos policiales está alcanzando al de los que están en cárceles. El número de reclusos en los establecimientos penitenciarios es de unos 52.000 reclusos, mientras asciende a 33.000 los presos en centros de detención improvisados.

Iris Varela, ministra de Prisiones, ha prohibido los traslados desde los calabozos a las cárceles, medida que procede cuando la fiscalía presenta cargos contra el procesado. De hecho, la semana pasada fueron liberados dos policías y nueve civiles después de llevar un mes secuestrados por los detenidos en los calabozos de la Policía del Estado Táchira. Dos días antes, Varela, después de 28 días sin atenderlos, conoció las reivindicaciones de los detenidos: obtener beneficios procesales y ser trasladados a los centros de reclusión, donde sus condiciones son un poco mejores.

Tampoco ha respondido la ministra, luego de tres semanas, a las exigencias de los reclusos de la Penitenciaria General de Venezuela (PGV), una de las más grandes del país, a 100 kilómetros al sur de la capital; El pran (líder de presos) de la cárcel, Franklin Hernández, alias Franklin Masacre, publicó un vídeo que se hizo viral en las redes sociales con el cadáver de un recluso muerto por tuberculosis. Franklin Masacre se hizo conocido en agosto, cuando exigió que se trasladara a presos de otros penales a la PGV, para así poder cobrar más «causa», como se llama a la extorsión a los reclusos para evitar que los maten. Para hacer valer sus peticiones (que el Gobierno cumplió con el traslado de casi 2.000 reos), secuestró dos meses a funcionarios de prisiones. Terminó de cumplir su condena el 1 de agosto, pero se niega a abandonar la cárcel de la que deriva su poder.